Los cuartos de Ancelotti
Con el empuje de un gran sábado blanco -se recortaron puntos al Barcelona después de que pincharan en Sevilla y el Madrid ganara al Eibar en casa, oxigenando a los titulares y aireando el banquillo para así llegar en condiciones óptimas al partido del Calderón- llegan los cuartos de final de la Champions League. El recuerdo imborrable del madridista cuando se unen Champions y Atlético de Madrid en la misma frase hacen que el partido adquiera más color sentimental que el que se encuentra adherido a cualquier derbi en la máxima competición europea. Pero de recuerdos no vive el hombre y, en el fútbol, el pasado no cuenta si el presente es maléfico. Los últimos derbis no son muy alentadores para el conjunto de Ancelotti, pero el Real Madrid tiene un chip que encoleriza actitudes, y ese mecanismo sólo se activa con el himno de la competición por antonomasia, la Champions; nuestra Copa de Europa. Si al himno, la competición y el recuerdo le plantas camisetas rojiblancas y el Vicente Calderón, el pistón se acelera. Pero sería un error aferrarse al sentimentalismo en un partido donde la táctica marcará el porvenir de la vuelta y de la eliminatoria.
Ancelotti debe poblar el medio campo y no dar oportunidad ni al contraataque del Atlético ni a las jugadas a balón parado. Los errores en los enfrentamientos pasados deben ser estudiados y analizados al detalle. No puede haber medias tintas, fallos estratégicos ni ausencia de intensidad extrema. Ni la pasión del derbi ni la presencia de los, hasta ahora, lesionados hacen que la eliminatoria esté de cara. Es el momento de Ancelotti, y confiamos en él.