Menos corrales y más fútbol
Semana grande; semana de Copa del Rey y mi primera gran final en la Gran Manzana. Sin lugar a duda, uno de los beneficios de vivir lejos de España es el no estar constantemente rodeado de información futbolística y sobretodo el no escuchar a cada momento debates futbolísticos sobre quién es el que más sabe de fútbol, quién es mayor pseudomadridista, mourinhista, casillista o cualquiera de estos nuevos términos que se quieran sacar de la manga.
Aquí por supuesto que hay madridistas de todas las opiniones, pero da gusto cuando no predominan los intereses económicos y los 'amiguismos' deportivos. Será por la cantidad de opciones deportivas norteamericanas, por el aún insuficiente interés por el soccer o porque aún creen en la información de calidad, pero la ausencia de corrales deportivos nocturnos de gallos se agradece a la hora de prepararse para un clásico.
Por suerte, entre los aficionados al Real Madrid con los que tengo el placer de coincidir partido a partido por estos lares, el debate se fundamenta finalmente en el entrenador y en los jugadores 'actuales', porque Mourinho no estará mañana miércoles para dar ese punto de agresividad extra a un sólo partido, ni tampoco Capello para aportar rigurosidad defensiva; sí que estará Carlo Ancelotti, que hasta nuevo aviso sigue aspirando a todos los títulos y además suele ser muy discreto ante los junta letras que le busca una y otra vez. No estará Raúl para luchar cada balón como si fuera el último, ni Zidane para transformar el fútbol en arte, ni por desgracia Cristiano, el líder partido sí y partido también de este equipo, pero estarán la entrega de Ángel Di María, el gran momento de forma de Gareth Bale o la magia del aprendiz Isco.
Hoy y mañana serán días para pensar en positivo y asimilar lo que aún se puede conseguir esta temporada, no para preparar el discurso del "ya lo dije, esto con este o el otro no hubiera pasado", porque eso no es madridismo. Si se pierde seguro que se buscarán culpables, pero no lo hagamos antes de tiempo.
El madridismo no necesita demagogos ni agitadores con camisetas ocultas para prepararse para un partido de este calibre, y menos aún para el de la semana siguiente en Champions ante el temido Bayern de 'El Humilde'. El madridismo necesita que se hable únicamente de fútbol y que los que estén sobre el campo respondan ante el escudo que llevan en la camiseta, porque repito, esos son los que hay para bien y para mal; son los que están tanto aquí como en España como en el resto del mundo. ¡Feliz final de Copa!