No es momento para pitar
"La del Bernabéu es una afición difícil, por eso pita mucho"; "el público del Bernabéu es muy exigente"; "lo que pasa es que los aficionados del Bernabéu son muy entendidos". No sé quién fue el infeliz que en su día convirtió todo esto en dogmas de fe, pero gracias a él ir a ver hoy al Madrí es una experiencia martirizante y un ejercicio de contención bastante insano. Y digo contención porque se hace difícil no levantarse y darle una collejita afectuosa al de delante que le haga saltar los empastes, la boina, el As y las pipas. Todo de golpe.
Desagradable manía, convertida ya en una costumbre arraigadísima, la de ir al júrgol a canalizar tus frustraciones personales pitando y gritando sandeces a tus jugadores y entrenador, sin importar el fondo ni la forma. Sin importar nada más allá de la necesidad de demostrar al mundo entero lo críticos que somos todos en el Bernabéu. Se pita "porque ese gana mucho y corre poco", o "porque estos no juegan a nada" o incluso "¡pues porque sí, para que no se relaje, oiga!". En fin... No vendría mal un mínimo de criterio (y de sensibilidad) a la hora de manifestar en el estadio las discrepancias con respecto al juego del equipo o a la aportación del jugador 'X'.
No discuto, en absoluto, la necesidad de exigir el máximo a todos. Soy mauriñista, luego va en mi ADN el dar y el reclamar el 100% en todo momento. Lo que sí discuto es el cómo y el cuándo. ¿De verdad todos los que pitaron ayer a Benzema, a Khedira, a Modric, a Bale y hasta a Carletto consideran que es el mejor momento para ello? ¿De verdad, antes de un 'Clásico' tras el cual podemos ponernos líderes, tenemos que despedir así a los nuestros? ¿De verdad, con un pie y tres cuartos del otro en octavos de la Champions y con un arranque perfecto en Europa, hay que presionar tanto por unos minutos finales 'malos'? ¿De verdad no podemos cambiar el sonido de viento y los murmullos por aplausos y palabras de ánimo a los jugadores que no lo están pasando bien?
Entiéndanme bien. Claro que Benzema no puede fallar una ocasión como la de ayer; claro que el bueno de Garesito debió mostrar más anoche y claro que el juego del equipo tiene lagunas que hay que vaciar. Pero claro, también, que todos ellos lo saben y que no es de recibo machacar el ánimo de los tuyos a tres días del Camp Nou. Ya es suficiente con el asedio que viene de fuera. Si confiamos en este proyecto, confiamos a todos los efectos hasta que no se evidencie que no es un buen proyecto, o hasta que los resultados nos impidan competir por un título en concreto. Desde mi poco humilde punto de vista, carece de sentido apoyar al equipo en el minuto 35, y en el 75 estar jurando en arameo porque no metemos 600 goles a la Juventus, vigente campeón de Italia y rival históricamente complicado para nosotros.
No es momento para pitar, amigos. Es momento para apoyar, para remar todos juntos por ganar en Barcelona y seguir trabajando después para dar con la tecla. El buen juego, la regularidad y el máximo nivel de toda la plantilla debe llegar. Y, si no lo hace, entonces habrá que empezar a cuestionarse cosas. ¡Hala Madrí, pardiez!