Pecados y hambre
Como cada año, un nuevo proyecto madridista se dio cita en el Bernabéu. Nuevo porque cuando algo funciona no se debería cambiar. Pues los pecados del año pasado evitaron la llegada de éxitos y por esto el Madrid se presentó ante su afición con nuevas ideas, algunos jugadores nuevos, cuerpo técnico nuevo, otros viejos conocidos y cómo no, algunos pecados y pecadores.
Después de una pretemporada positiva, y sobretodo centrada en coger el mejor tono físico posible, el inicio liguero resultó agradable. Movimiento de balón, rapidez de ideas y atacar eran las directrices; 10 minutos de ilusión para un público una vez más entregado y sin noticias del contragolpe. Tras esto, 10 minutos en los que un muy correcto Betis pudo rascar algo más, y 70 en los que un milagroso gol de Isco dejó la victoria en casa y a casi todos contentos, a todos menos 1.
El análisis está claro y termina en victoria blanca, pero hubo algunos pecados que recordaron a los viejos tiempos. El primero la inconstancia, clásica en un inicio de temporada; el segundo los despistes defensivos y en las jugadas a balón parado, clásicos en un inicio de temporada y bueno, casi siempre en los últimos años; y el tercero la falta de ambición del Benzema, un clásico desde hace ya demasiado tiempo.
Sí, el delantero francés marcó el gol del empate, gracias a su gran pegada y a que juega en el equipo y con los compañeros que juega, pero volvió a mostrarse por momentos apático, sin ansia por agradar, sin hambre; esto el Bernabéu no lo perdona y le despidió con más pitos que aplausos, algo que no le es esquivo tras sus últimos partidos con su selección nacional.
Alguien dijo hace unos días que Benzema rinde mejor sin competencia. De momento y en el caso del galo parece que se equivoca.Puede que le falte coger la forma y en unas semanas tenga que retractarme, pero me llenaron más los 14 minutos de lucha, defensa e intensidad de Álvaro Morata que los 80 de Karim, que aun así debería seguir siendo titular.
Quizás el gran pecado de este nuevo Madrid sea el no haber buscado un nueve diferente en el mercado, un delantero con mayor movilidad y que rinda a buen nivel volcado a banda cuando CR7, el más hambriento de todos, deba desplazarse al centro. ¿Será suficiente el meter 15 o 20 goles? ¿Serán estos suficientes para lograr los objetivos que se ha marcado Carlo Ancelotti? ¿Serán estos suficientes cuando lleguen los momentos clave de la temporada? Como todo a comienzos de campaña, el tiempo lo dirá.