Robar, robar, solo robar... al Castilla
El Real Madrid Castilla no pudo remontar el tempranero gol de Orbegozo desde el punto de penalti. No pudo, o no le dejaron. Porque el árbitro, y su linier, decidieron que el filial madridista no iba a recuperar el liderato en Urritxe, que ayer no era el día. Corría el minuto 86 de partido cuando De Tomás –que había entrado en el 83- se inventó una preciosa vaselina para superar a San Miguel.
Una auténtica preciosidad que se coló en la meta local rozando el poste derecho y que un zaguero sacó cuando la pelota ya estaba dentro, ¿o cuando no estaba dentro? Pregúntenle al árbitro, que debió ver que el esférico no terminó de cruzar la línea de gol. Tan imposible como inexplicable, pero cierto. Por lo visto, el balón debe tocar la red frontal si quieres que tu gol suba al marcador.
En el campo no lo entendieron, quienes lo vimos desde el sofá mucho menos. Aguza y Narváez, que vieron la escena en primer plano, protestaron airadamente, pero de nada sirvió. Y por si fuera poco, el árbitro decidió que iba a ser un poquito más protagonista. Con el partido a punto de entrar en el descuento, volvió a hacerse el sueco ante un clarísimo agarrón sobre el propio De Tomás en el área. Un penalti que todos vieron, menos quien tenía que hacerlo.
El delantero volvía a vestirse de corto tras varias jornadas fuera del equipo. Revolucionó por completo el encuentro con su entrada y pareció no gustar. Pero esto no fue todo. Las nefastas condiciones del terreno de juego tampoco ayudaron en absoluto. Urritxe se convirtió en un auténtico patatal, la lluvia estuvo presente durante todo el encuentro y los blancos acabaron vistiendo de marrón oscuro.
A pesar de todo, con la derrota del Real Unión frente al Atlético B, los merengues vuelven a donde siempre debieron estar, al primer puesto. Y desde aquí las cosas se ven mucho mejor.