Tensión
Si hay algo que le falta al Madrid dirigido por Carlo Ancelotti es aquella tensión competitiva que se mantenía en temporadas anteriores. Cierto es que pudo ser contraproducente al final de la etapa de Mourinho en el Real Madrid, pero también que, gracias a ello, se logró ganar un clásico alineando a 7 teóricos suplentes. Quizá uno tensaba la cuerda en demasía y el otro falla en hacerlo. Cuestión de la personalidad contrastante de cada entrenador, cuestión de gustos también; salvo el partido de fase de Grupos de la Champions contra la Juve y la eliminatoria de Copa contra el Atleti, el Madrí de Carlo no ha ganado sus partidos ante los rivales fuertes, quizá el momento definitivo, el punto de inflexión sea este domingo en el Santiago Bernabéu enfrentando al rival de toda la vida en un Clásico que, si bien no define, puede marcar un rumbo irreversible para el final del Campeonato Nacional de Liga.
Se agradece el buen ambiente en el vestuario, Ancelotti ha sido un gran gestionador de grupo, ha sabido transmitir su calma a la plantilla y es, en gran medida, la razón por la que el equipo marcha tan bien a estas alturas, pero no hay que descuidarse, hay que saber el momento dónde encender la bombilla de la tensión, dónde dejar de ser un grupo de amigos para dar paso a la horda voraz que destruya al rival que se pare en frente, destrozando píloros por Europa a punta de goles y más goles. Carlo ha demostrado saber cómo manejarse en las distintas fases de la temporada, incluso en fases menos buenas, cuando se dudaba de su valía para este equipo. Carlo genera confianza, seguramente sabrá encender la bombilla, despertar al ejército dormido, seguramente pase este domingo, sería lo ideal.
La maldita lesión de Jesé, que le apartará alrededor de seis meses de las canchas, hace que el canterano madridista se despida de la gran temporada que estaba haciendo. Quizá logre canalizarse la rabia por el malogro del grancanario como bujía para despertar a las grandes bestias de cara al clásico -y al enfrentamiento de cuartos de final contra el Borussia Dortmund- aunque Bale y Cristiano llegan en un gran momento y Benzema está recuperado del golpe. La BBC está lista para afrontar este duelo vital, este punto de quiebre que, quizá sea definitivo, quizá no. La confianza desmesurada es mala, por muy distintos que sean los estados de forma, estos partidos suelen ganarse por coraje y, frecuentemente, se salen de la rutina y del entorno inmediato para destacarse como momentos únicos en el tiempo, suspendidos, apartados, para quedar grabados en la memoria por siempre jamás.
Hambre, valor, ganas, valentía, inteligencia y, sobre todas las cosas, tranquilidad. Calidad hay de sobra para afrontar el clásico y los partidos definitorios que vengan -la importancia del olvidado partido del Pizjuán-, el Real Madrid ha construido su leyenda en relatos históricos de casta, honor, pudor y sangre. El Real Madrid ha dejado huella en la historia del mundo al ser un club que jamás se rinde, que, cuando el momento lo requiere, se deja el alma en un terreno de juego en búsqueda de la victoria. Siempre con garra, siempre con fiereza, siempre con ansiedad famélica. Es el momento de convertirse en bestias salvajes, en depredadores. Sin piedad, ni misericordia. Es el momento de ganar.