Un videoarbitraje con jet lag
El Real Madrid superó el trámite con solvencia, quizá sin brillo pero demostrando un dominio completo sobre el América. Los blancos tardaron en conectar con el partido y hasta pasaron por fases de bloque físico y mental aunque el pase no peligró en ningún momento. El jet lag parecía afectar todavía a un equipo de Zidane que mostró hechuras de campeón cuando las cosas no terminan de salir, sobre todo de cara gol. Hasta Benzema solo apareció para abrir lata. Suficiente o no, esa definición cambia su nota en un encuentro que no pasará a la historia pero que sirve para disputar una nueva final en un 2016 de ensueño en el que con el técnico galo en el banquillo solo ha perdido dos encuentros. El tercer título está a un paso. La guinda a un año mágico.
El Mundial de Clubes está dejando hasta el momento más polémica que fútbol, sobre todo por la incoporación del videoarbitraje. El sistema conocido como VAR es una evolución necesaria para el primer deporte mundial y que ya ha sido instaurado con éxito hace tiempo en otros deportes como baloncesto, fútbol americano o hockey hierba. Sin embargo, la chapuza de la FIFA puede tirar por tierra un avance que el madridismo debe abrazar como la gran amenaza al Barcelona de la Liga de los 19 penaltis o de la Champions de Ovrebo. La única forma legal de acabar con la tiranía cule en el arbitraje.
Pero todo sistema necesita unas reglas del juego claras. ¿Debe utilizarse el VAR para cualquier acción? No. ¿Tiene que ser inmediata la decisión? Sí. Los esperpentos vividos en las dos semifinales del Mundial de Clubes es la coartada perfecta para aquellos que prefieren seguir anclados en el pasado con un rezumo añejo y nada transparente. El VAR no cambia el fútbol, lo mejora igual que lo hizo anteriormente con otros deportes. Lo que pasa es que cualquier herramienta debe tener un buen libro de instrucciones y usarse con buena fe. La culpa no es del vídeo, sino de la utilización que se le está dando. Un experimento con gaseosa de unos científicos locos. Larga vida al VAR, pero primero que la FIFA mejore el modelo y adapte las normas a su uso.