A este paso, la temporada se termina en febrero para el Real Madrid
Se ha hablado mucho del arbitraje en las últimas horas tras la tétrica actuación de Quintero González y de Figueroa Vázquez en la sala VOR tras el Real Madrid – Celta. Es cierto que el colegiado dificultó que el club blanco sacase algo positivo en su estadio con algunas decisiones que, puestas en conjunto, parecían perjudicar al cuadro merengue. Sin contar las expulsiones a Carreras, Fran García y Endrick, las muchas amarillas repartidas en el terreno de juego para los locales y la pasividad ante las pérdidas de tiempo celestes y las faltas que iban haciendo, entre ellas un codazo de Borja Iglesias a Bellingham.
Sí, el árbitro fue muy malo, pero no se acerca a lo malo que fue el Real Madrid en su vuelta al Bernabéu. Pases inacabados, inoperancia ofensiva, tiros tímidos, fragilidad defensiva y vacíos totales en lo colectivo. Ni siquiera la individualidad pudo salvar a los de Xabi Alonso en un encuentro donde falló todo de principio a fin.
ASÍ NO VAMOS A NINGÚN LADO
Vamos a recapitular. La victoria en San Mamés fue un golpe de oxígeno brutal para Xabi Alonso y el Real Madrid, pero visto lo visto parece que también fue un espejismo, un oasis en medio del desierto. La realidad es que en total se han sumado dos victorias en siete partidos, una de ellas pidiendo la hora y encajando tres goles. Sin Mbappé el conjunto blanco no pone en aprieto a los rivales, y un día malo del galo, como contra el Celta, se paga muy caro.
El Real Madrid no juega a nada y ya estamos en diciembre. El miércoles viene el City como un tiro, y sabiendo cómo somos, me espero que podamos ganar sin saber muy bien cómo, pero ahora mismo la sensación que se tiene es de impotencia, de no poder, pero tampoco querer. Falta algo, no se sabe el qué, pero necesitamos un impulso de juego, de actitud, de ganas, de resultados, etc, porque si no, la temporada puede acabar mucho antes de lo que pensamos y no precisamente como queremos.