Real Madrid 102-96 Valencia Basket: los blancos desatan la épica

¡Final en el Movistar Arena! Tras una victoria muy trabajada y conseguida con un útlimo cuarto para enmarcar en el primer partido de la final de Liga Endesa, el Real Madrid de baloncesto volvió al Palacio para disputar el segundo partido de la final frente a Valencia Basket.
El segundo asalto de la final comenzó con un Palacio en pie y en silencio, homenajeando al socio número 1 del Real Madrid, fallecido horas antes. Pero tras el respetuoso tributo, el silencio se transformó en un estallido: el Madrid salió como un trueno, impulsado por el ADN del equipo en las finales y por los cuerpos de Abalde, Hezonja y un imperial Ndiaye que dominó el rebote como si tuviera imán en las manos. Un 16-5 de parcial en cinco minutos desató la tormenta blanca. Pero las finales son terreno para valientes y Valencia no vino a mirar y disfrutar del juego madridista. Subieron líneas, apretaron los dientes y, a golpe de triple y defensa asfixiante, dieron la vuelta al marcador con un 1-17 que heló el ambiente, con un gran Xabi López-Arostegui. Sin claridad ni fluidez, los blancos tiraron de impulsos para no caerse del partido.
El segundo acto no cambió demasiado el guion de la película en el inicio: duelos cuerpo a cuerpo, muchas imprecisiones y un intercambio de golpes que no dejaba respirar. Valencia se sentía cómodo en el barro, con un arbitraje permisivo que les favorecía en cada decisión dudosa, en cada situación extraña que inclinaba la balanza. El Madrid, por su parte, tampoco encontraba el ritmo, atascado en ataque y sumando a trompicones desde la pintura.
Pero entonces, como si alguien encendiera un interruptor, Chus Mateo repitió la fórmula del primer partido: Campazzo y Feliz juntos en pista. Y otra vez funcionó. El dominicano tomó la batuta con descaro y Musa se sumó al impulso con su elegante agresividad. Pero fue Súper Mario, en el último suspiro, quien sacó su varita para hacer temblar el parqué y estallar al Palacio. El Madrid, con más coraje que claridad, se iba por delante al descanso.
Tras el descanso, Valencia golpeó primero, con más energía y acierto, para ponerse por delante y sembrar la duda. Pero Abalde, que este año ha mostrado una versión brillante, emergió desde el perímetro para encender de nuevo la mecha blanca. El ritmo bajó, el acierto también, y los colegiados parecían más pendientes del runrún de Pedro Martínez y de la presión taronja que de la justicia del juego. Aun así, el Madrid no se arrugó: tiró de empuje, de carácter, del corazón de Abalde y la varita del ‘Facu’ para recuperar el timón. Lo que vino después fue un regalo para los sentidos: un intercambio vibrante de canastas, intensidad sin descanso, una oda al baloncesto en mayúsculas. No parecía sólo una final. Era un duelo de honor.
El último cuarto arrancó con el Madrid sostenido por un hilo. Sólo uno arriba en el marcador… y pronto arrasado por una ráfaga taronja. Reuvers y Jean Montero pusieron patas arriba el guion con un 2-8 en apenas dos minutos que obligó a Chus Mateo a detener el vendaval. El Palacio enmudecía, el juego blanco se precipitaba y el -9 encendía todas las alarmas. Parecía el abismo. Pero cuando más oscura es la noche, aparece la luz: regresaron Facu, Feliz y Hezonja, y con ellos una chispa de esperanza. Valencia, sin embargo, no se descompuso. Resistió los intentos de rebelión con firmeza y, a falta de cuatro minutos, seguía dominando con siete de ventaja.
Pero cuando todo quema, cuando todo parece perdido, cuando no hay más vidas, siempre aparece el ADN para salvar a los madridistas. Una y otra y otra vez. Ese espíritu que se encarna en aficionados y jugadores para defender con todo este escudo. Los blancos, con un último minuto mágico con más empuje que otra cosa, forzaron la prórroga con la primera canasta de Llull en el partido.
Y la prórroga no pudo empezar mejor, con dos triples de Andrés Feliz y uno más de Garuba. Si hay una forma soñada de salir a un tiempo extra debe ser algo parecido a esto. Y de ese sueño no se bajó el Madrid, que con un Palacio vibrante, remó para poner el segundo punto de la final.
El próximo partido del Real Madrid de baloncesto será el próximo miércoles 25 de junio ante el Valencia Basket, a las 21:15 horas, en el tercer partido de la final de Liga Endesa.

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