La culpa es de Florentino y sus directivos, admirad vuestra obra
La culpa no era de Julen Lopetegui ni tampoco lo va a ser ahora de un Santiago Solari al que tan sólo las circunstancias le empujaron a ser entrenador del Real Madrid, con fecha de caducidad visto lo visto. La culpa es de Florentino Pérez como máximo responsable del club que hoy ha vuelto a hacer el ridículo en Eibar.
Florentino decidió no firmar ningún futbolista de prestigio después de ganar la Decimotercera copa de Europa, con la venta de Cristiano Ronaldo debido a alguna lucha entre ellos y a cambio nos trajo un par de chavales aún por formar y a Mariano a falta de tres días para que se cerrara el mercado, en una de las peores planificaciones deportivas de las últimas décadas en el Madrid.
Alguien se creerá aún que esto lo arregla el fichaje de Rodrygo, Palacios y un delantero de primer nivel, el Madrid necesita reforzar todas las líneas con futbolistas de rendimiento inmediato. Una inversión que puede irse a bastante más de los 300 kilos que gastó Pérez nada más llegar a la presidencia del club con aquellos fichajes de Ronaldo, Kaka', Benzema, Xabi Alonso, etc. No debería haber problema en gastar ese dinero, el club ha ingresado una millonaria cifra estas temporadas en traspasos, a costa de debilitar la plantilla y se ha gastado ese dinero en futbolistas jóvenes, con proyección, reservando dinero para el futuro, se supone... quiero suponer que ese dinero no irá a la cubierta del Santiago Bernabéu.
En definitiva, un desastre de planificación que iba a tener consecuencias y ya las tiene. El Real Madrid necesita una reforma total de la plantilla, una plantilla que está vieja, con futbolistas lejos de su mejor nivel y que no van a volver a dar ese rendimiento, esto no va a ser barato, pero si necesario. Florentino, admira tu obra y mira en lo que has convertido la mejor plantilla de la historia del Real Madrid en tan sólo año y medio. El martes viene la Roma con una clasificación a Octavos aún en juego y el sábado el Valencia que siempre nos da problemas, no quiero ni pensarlo.