CRÓNICA - Real Madrid 2-0 Celta: Asensio pide sitio en el once de Zidane

El regreso de Marco Asensio no ha sido nada fácil. Aquella lesión de pretemporada en 2019, que le tuvo fuera de los terrenos un año, le hizo polvo también psicológicamente. Volver después de tanto tiempo nunca es fácil volver. Esta temporada, ya con el dorsal 11, no comenzó en buena forma. La irrupción de Lucas Vázquez hizo que se desplazara al banquillo. Pero hoy, contra el Celta, el balear pide a Zidane un sitio en el equipo. Asensio fue el mejor del partido. El que más desbordó, el que más lo intentó, el que más hizo jugar al equipo. 

El primer premio del extremo fue en el minuto 5. Una asistencia de oro para Lucas Vázquez. El pase al hueco fue rematado por el extremo gallego, pequeño, pero que se hizo grande contra los centrales del Celta para hacer el primer gol de la noche. El empuje del Madrid en los primeros minutos metió al Celta para su campo, sin que hubiera posibilidad de que Iago Aspas recibiera el balón. 

Sin embargo, con el paso de los minutos, el Madrid se fue escondiendo más. De vez en cuando, Asensio lo intentaba, junto con un Lucas en la otra banda que también era un puñal cuando cogía el balón. El rival se apoderó del balón y del juego, pero sin llegar a crear peligro en la portería de Courtois. Realmente, el Madrid defendía bien, todos correctamente colocados para evitar disgustos en el marcador. 

El único gol era muy justo para ganar el partido. Y sin ton ni son, Coudet, entrenador rival, sacó del partido a Aspas, el único peligro para el Madrid. Sin el delantero, el Celta murió, porque se quedó sin su referente en ataque. Zidane y los suyos respiraron. La defensa de los visitantes hacía agua por todos los lados, y eso lo aprovechó Asensio de nuevo. Esta vez, el extremo no tuvo que asistir, porque él fue quien disparó a portería para hacer el segundo gol de la noche. 

Después llegaron los minutos de la basura. El Madrid tenía el partido controlado por completo. Defensivamente, Carvajal, Nacho, Modric y Casemiro fueron un muro, junto con un siempre correcto Mendy. Los blancos tocaron el balón, se gustaron y lograron mantener el marcador. Justo como en los partidos posconfinamiento, donde la seriedad atrás servía para ganar los partidos.