Opinión

A Vinicius se le juzga; a Lamine Yamal se le disculpa

A Vinicius se le juzga; a Lamine Yamal se le disculpaBernabeudigital.com
Vinicius y Lamine Yamal
© foto de Federico Titone/BernabeuDigital.com
Oggi alle 11:00Opinión
de Javier Rubiano
La opinión de Javier Rubiano, redactor jefe de Bernabéu Digital

Los medios de comunicación de este país son muy predecibles. Después de la tangana final del clásico, propiciada inicialmente por Lamine Yamal, muchos periodistas ponían el grito en el cielo porque su discusión con Dani Carvajal podía "enturbiar el ambiente en la selección española". Eso no pareció importarles cuando el año pasado Fermín y Gavi hicieron gestitos hacia el banquillo del Real Madrid durante el 0-4 en Liga. Tampoco sorprende que, casualmente, las cámaras de DAZN solo leyesen los labios de Vinicius. Por desgracia, se ve que no les alcanzó para mostrar las palabras subidas de tono de Lamine Yamal o del resto de jugadores culés. 

Y ahora me van a permitir centrarme en el '10' del FC Barcelona por un momento para dejar de manifiesto la dolorosa comparación mediática con Vinicius desde que el brasileño llegó a España. Se han impulsado campañas vomitivas contra el madridista, fue objeto de burlas y memes desde su primer día en LaLiga y tiene decenas de cámaras siguiéndole durante todo el partido solo para emitir cualquier pequeño desliz que pudiera tener con el único y despreciable fin de aumentar el odio hacia él.

Con Lamine Yamal, en cambio, todo es diferente. Un niñato que ha demostrado ser diez veces más arrogante que Vinicius, al que se le justifica todo porque tiene 18 años (eso no sirvió con el brasileño en su día), que aún no ha empatado con nadie y al que el tiempo pondrá en su lugar. Pero él no enturbia el ambiente de la selección española, no, qué va. Y os dejaré un datito por aquí que seguramente no leerán en ningún otro lado: el '10' del Barcelona solo lleva tres goles esta temporada. Dos han sido de penalti; el otro, contra un Mallorca que estaba con solo nueve jugadores sobre el terreno de juego.

Recuerden: en este país no es el qué, sino el quién. Que sigan rabiando.