Arbeloa: ahora paz y después gloria
Durante las últimas horas, días y semanas, lo que comenzó siendo un susurro ha acabado convirtiéndose en un feroz rugido. El Atlético tiene tomada la medida al Real Madrid, la capital es rojiblanca dicen. Desde los tiempos de Leónidas I, Rey de Esparta, se dice que las flechas cubrirán el sol, pero los espartanos siempre han estado preparados para pelear a la sombra.
Arbeloa tiene ante sí la oportunidad de vencer esta eterna batalla. Desde 2010 ha tenido que luchar como ninguno por el respeto de su afición, afición que tenía que defenderle igual que él defiende el escudo, sobre todo y todos. El camino no ha sido fácil, este verano estuvo a punto de caer en la trampa y ceder su reino, pero finalmente volvió a demostrar que por sus venas corre sangre blanca, sangre espartana y comenzó a pelear una vez más por el respeto que jamás debió perder.
El dicho "nunca es suficiente" define a la perfección lo que se le exige al '17'. Notable en defensa, puede hablarse de él como el hombre que secó a Ribéry, contienda en la que muchos otros fracasaron. Pero cuando su defensa es brillante se le achaca que no se incorpora al ataque y cuando lo hace que no centra bien, y si centra bien, no había nadie al remate, iba demasiado fuerte o cualquier día se oirá que en la trayectoria mató a un mosquito. Siempre más, siempre mal.
De Sciglio y Darmian suenan como relevos, ya están en boca de todos para, por fin, acabar con la historia de Arbeloa en el Madrid. Mientras tanto, grandes de Europa le esperan con los brazos abiertos, pero bueno, que si Arsenal, Nápoles, Liverpool o Mónaco le quieren será porque es muy malo, claro. Se le tiene ganas y muchas. Ganas de erradicar el último vestigio del mourinhismo, esa cantaleta falsa que de tanto repetirla ya parece hasta verdad. Arbeloa, como el capitán espartano que es, defiende a su club, porque como la ley de Esparta reza: "Regresa con el escudo o sobre él". Si no puedes salir victorioso de la batalla, deja hasta la última gota de sangre por este escudo, que es al fin y al cabo lo que representa a todos. AU! AU! AU!