Caos
Para los llamados líricos y románticos del fútbol habrá muchas cosas que decir -en su mayoría negativas- sobre el juego del Real Madrid en el Ciudad de Valencia el pasado sábado. Si bien es cierto que el juego no fue bueno ni efectivo, la gran actitud mostrada por el equipo después de encajar el segundo gol en el minuto 86 es algo de lo que se hablará poco o no lo suficiente, no al nivel de lo que se merece. Un gol encajado gracias a un fallo de Diego López -combinado con el resto de la defensa-, el gallego cometió un solo error y fue su peor partido de la temporada, eso dice mucho del nivel mostrado por el 25 madridista en lo que va de temporada.
A cualquier equipo del mundo le desmoraliza encajar un gol en el minuto 86 de partido, a cualquiera excepto al Real Madrid. El ave fénix. Al que nunca, ni en la más remota oportunidad, hay que dar por muerto. Muchos criticarán el poco juego mostrado, la nula fluidez del sistema, el bajo nivel de 80% de la plantilla -aunque sólo se nombre a Benzema-, pero la actitud mostrada desde ese minuto 86 en adelante es algo para enmarcar. La actitud histórica, la actitud heroica, la actitud con la que el Madrid ha tallado su nombre en las páginas de la historia, la actitud que le ha situado siempre y para toda la eternidad un escalón por encima del resto.
Huevos. Morata, Varane y Jesé fueron los líderes de la carga. El futuro funciona. Tenían que mostrar los niños a los viejos cómo había que echar huevos en una cancha con el escudo del Madrí sobre el pecho. Generalmente es al revéspero el Real Madrid vive en el caos, parafraseando a Ampudia. Raza, casta, actitud, espíritu, ganas, coraje, cojones, sinonimias. Los niños marcaron la vía que culminaría Cristiano, el de siempre, marcando su gol 50 del año natural. En las retinas de los asistentes al estadio quedará grabada por siempre la imagen del torso inmaculado de Cristiano, esculpido por los Dioses en el heredero de Aquiles y Heracles, héroe épico.
De mantenerse la actitud de los minutos finales contra el Levante durante la temporada Europa será sodomizada salvajemente por el Madrí de Carlo. A la vieja escuela, sin artistas pero con obreros, sin arte pero con huevos. Que le dejen el romanticismo a los filósofos sensibles, a los apóstoles de la posesión y el tiki-taka; el fútbol es de salvajes vikingos, de soldados ensangrentados que dejan el último aliento, que creen hasta el final en la posibilidad de la victoria, aún cuando ésta parece ilógica e imposible, que mueren con la frente en alto dejando sangre y sudor en los engramados como evidencia de ese espíritu inquebrantable, de eso inexplicable que ha hecho al club blanco leyenda.
Se puede ser crítico con el juego, puede y debe ser mejor, eso es innegable, pero si al final de la temporada contamos un par de títulos jugando a la nada y ganando por ganas y coraje bienvenidos sean. La bilis de los personajes antimadridistas del micrófono y la pluma -y de los aficionados a los frutos secos- que se creen con el derecho de decirle al Real Madrid cómo debe jugar sería un aderezo delicioso a las victorias conseguidas. Serán degustados con acompañamiento de habas y un buen Chianti.