El alambre de Carletto

23.12.2013 00:00 de  Michi Huerta   ver lecturas

Acumuló el Madrid de Carletto su enésimo número sobre el alambre, ejercicio de funambulismo que puede dejarte sin una Liga con una vuelta por jugar. Los jugadores andaban con su azul parsimonioso sobre el verde saltón de Mestalla y más de uno se veía rodeado de cuñados con la tabla clasificatoria pegada en la frente.

- Cuñado, ¿cuántos langostinos quieres? ¿Sieeeeeeete? Jajaja. ¿Te duele algo? ¿Necesitas SIETE puntos?

El humor antimadridista es así, de trazo grueso y un punto hortera, por lo que escuece más por la estética que por el fondo del mensaje. Puede que se trate de una tara, pero los seguidores del mejor club de la historia solemos arrastrar un punto refinado que viene de tanta gloria y de un museo que tira de espaldas. Por eso molesta ver a Sergio Ramos con una guitarrita por los platós televisivos echándole rumbas a la parienta, por muy Pilar Rubio que sea.

Eso pasó hace tiempo, sí, pero es que ayer Ramos volvió a estar rumboso en Valencia y tiró con ganas del alambre de Ancelotti para que su equipo se estrellara de una vez y por todas. Le ganó por alto hasta Piatti, un chico de metro y medio, ligero como una pluma. Después, ante las cámaras, el sevillano se mantuvo a la altura de lo que se espera de él y declaró que le da igual todo, que él trabaja horrores y que pasa de las críticas. Y olé.

El leguleyo que recurrió la sanción de Sergio andaba pegándose cabezazos por las paredes cuando quedaban unos minutos y ese virguero circense que es el Madrid de Ancelotti se iba al suelo con estrépito. Menos mal que apareció Jesé para ganarse una portada por su juego y por dejar a los suyos a una distancia posible. Pero el alegrón no acaba con las dudas. De hecho es la incertidumbre la cualidad natural de un grupo lujoso que o anda rimbombante o se quiebra en dos para evidenciar sus muchas carencias tácticas.

Avanza el Madrid de Carletto sobre el alambre y evidencia a su paso una falta de fiabilidad que va a acabar con nuestra salud. Y no es buen negocio. El fútbol actual está fracturado y selecciona un ramillete mínimo de aspirantes en cada competición, que suele ganar el bloque más concentrado. No hay margen para el error. En el mundo de los favoritos los tiempos están más para la seguridad que para la inspiración.

Y parece que sólo un milagro puede hacer del funambulismo madridista un equipo campeón.

Michi Huerta
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Michi Huerta
Miguel Ángel Huerta Floriano, "Michi", es cacereño, madridista y fordiano. Licenciado en Derecho y en Periodismo. Doctor en Comunicación. Profesor universitario. Juntaletras ocasional. Autor de varios libros sobre estética y narrativa audiovisual. Bloguero. El primer regalo que recibió su hija Eva fue una camiseta firmada por Raúl González Blanco. Tiene por cerebro un Tango Adidas y sueña con el Monument Valley y con "la Décima". Amante de la belleza.