Opinión

El eco de la eternidad siempre sonará croata

El eco de la eternidad siempre sonará croataBernabeudigital.com
Luka Modric, Real Madrid
© foto de Federico Titone/BernabeuDigital.com
Ieri alle 21:00Opinión
de Diego Rivero Mosqueda
La opinión de Diego Rivero

"Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad" es una de las grandes citas de 'Gladiator', que en un Russell Crowe que encarnó a Máximo Décimo Meridio hizo de la historia de un general romano que veneraba a Roma por encima de todo la mejor comparación posible con Luka Modric. El de Zadar siempre creyó en el Real Madrid, incluso en los peores momentos. Igual que Toni Kroos, su gran amigo. Ambos -junto a Casemiro- compartieron un centro del campo histórico e irrepetible, pero es hora de decir adiós. Pese a que no todas las lágrimas sean amargas, como dijo Gandalf en 'El Retorno del Rey', llevamos dos años seguidos derramándolas por volver atrás y repetir, aunque solo sea una vez más, aquello que nos hizo felices tantas veces.

Mi historia con Modric se remonta a 2010, cuando un servidor se enamoró de su golpeo con el exterior en el Tottenham. Aquel con Wilson Palacios, Huddlestone y jóvenes como Gareth Bale. No lo llegué a pedir para el Real Madrid, pero recuerdo que mi madre me preguntó al año siguiente cómo era, porque nunca lo había visto jugar. Y no dudé, simplemente me limité a contestar que era muy bueno. Me quedé corto, todos los hicimos. Cómo no hacerlo, si el croata superó cualquier expectativa que pudiéramos crear. Su vida en el club blanco nació en aquel zapatazo en Old Trafford, cuando los de José Mourinho agonizaban ante el Manchester United, y su leyenda nunca morirá, y no porque la muerte no sea el final, sino porque la memoria nos ayuda a recordar y revivir los mejores momentos que hemos sentido.

Al igual que hice con Kroos, cualquier palabra que esgrima sobre este artículo será insignificante en comparación con la influencia de Modric sobre todos nosotros. La elegancia y la sobriedad que pintó Goya en "El Quitasol" o en los retratos a cada familia real de la época. Pero también "El ciprés" de Van Gogh y la emoción pura que siempre transmitió el croata sobre el terreno de juego. Porque Luka siempre fue así. El '10' más fiable en el césped, el jugador que nunca se escondió en cada momento difícil, seguramente por amor propio y hacia su Real Madrid.

Modric ha sido el artista total. Aquel que dominó cada registro y estilo, y el que nunca dejó de evolucionar. Con la precisión en cada pase digno de Johann Sebastian Bach y la belleza en lo sutil que pintó Diego Velázquez en todos sus cuadros, el croata no dejó indiferente a nadie. Y es otro adiós más, otro triste y doloroso, porque despedirse de alguien a quien genuinamente quieres es lo más duro de todo. El fútbol, pero sobre todo la vida, tendrá menos sentido cuando dejes de vestirte la camiseta del Real Madrid.

Nuestro legado, además del suyo, no lo podremos entender del todo hasta el mismo final. Aunque supongo que de eso trata la existencia humana. Las acciones que uno hace en vida determinan la dimensión con la que trascendemos a la eternidad, y Modric ya está ahí, junto a los don Alfredo Di Stéfano, Cristiano Ronaldo y Karim Benzema. Gracias por tanto, y seguramente perdón por tan poco. Nunca seremos realmente justos contigo, Luka.