El entorno perjudica a Ramos
Con todo el lío de la portería madridista en su punto más candente, llega un problema que se arrastra desde hace tiempo: la renovación de Sergio Ramos. El segundo capitán blanco quiere continuar en el Madrid, pero pide un gran aumento de ficha. Las últimas informaciones apuntan a que el central quiere cobrar 10 millones de euros netos y firmar por las cinco próximas temporadas. La oferta del club es bastante inferior a lo que desea el de Camas, aunque ambas partes parecen condenadas a entenderse.
Mientras el vaivén de cifras continúa, las opiniones sobre el tema no han cesado, así como nuevas informaciones. Unos no ven inconveniente en que el Madrid dé al héroe de la ‘Décima’ lo que pide, otros no están a favor de ese chantaje. Ramos, sí, es importante, pero estos pulsitos no gustan ni en Concha Espina, ni a gran parte de la afición.
Por si todo esto fuera poco, entra en juego el entorno del jugador y ya se sabe que cuando el círculo cercano de un futbolista entra en juego el peligro está asegurado. El entorno de Ramos está jugando con fuego, ofrecen al defensa a distintos clubes, los grandes equipos europeos sueñan con el que es uno de los mejores centrales del mundo, mientras el Madrid no cede ni un centímetro. Lo último es que ha sido ofrecido al Barça, desde Cataluña hablan que "Ramos se deja querer". Hablan de una venganza, la gran venganza, tras el ‘Caso Figo’.
Jugar esta carta, hablar con algún precandidato a la presidencia del Barcelona puede ser un punto y aparte en esta historia y es que de confirmarse la noticia, de insistir en ella, la imagen de madridista, de capitán, de un jugador que siempre se ha partido la cara en el campo por este escudo podría verse irreparablemente dañada. Porque negociar, sí; pedir lo que él cree que merece, también; pero jugar a un doble juego con el Barça, eso no, eso es imperdonable.
Ramos debe guiarse por lo que le ha hecho grande: su corazón. Es sevillista, sí, pero también madridista y eso es algo que no puede olvidar por mucho dinero que le pongan enfrente. Ser del Madrid no es cuestión de dinero, ser del Madrid es un sentimiento y, en un momento en el que la ‘pasta’ manda tanto, Sergio tiene la oportunidad de demostrar que por sus venas corre sangre blanca y que la renovación, poder seguir vistiendo la elástica del mejor equipo del mundo, es la decisión correcta.