El Periodismo Feudal toca fondo
Y el runrún se hizo estruendo. Llevábamos mucho tiempo asistiendo, reflexionaba yo mientras juntaba letras el otro día, al paulatino declive del quehacer periodístico en este país; al hundimiento anunciado de una forma y de un fondo de hacer periodismo. Antes éramos espectadores inactivos del derrumbe del Antiguo Régimen de la Letra, como campesinos medievales elucubrando en silencio una revuelta contra el señor feudal de turno pero que, entre tanto, pagaban religiosamente sus impuestos para no perder la cabeza -literal y públicamente- . Ahora ya nos hemos hartado de diezmos y otras formas de atraco propias del Medievo, básicamente porque estamos hasta el último apero de labranza de aguantar que nos traten como a aldeanos analfabetos.
Hemos despertado de este coma intelectual, inducido desde los estamentos privilegiados, y nos hemos propuesto iniciar la sublevación contra quienes nos privan -en este caso que nos atañe- de aquellos derechos nuestros relacionados con la información. Porque aunque el vigente sistema comunicacional se resista a veces a tenerlos en cuenta a la hora de ejercer la profesión, lo cierto es que los tenemos. Así, de oídas, me suena algo de "información veraz" o de "libre difusión de pensamientos e ideas".
Al igual que hicieran los señores feudales, muchos siglos ha, con el manejo de las tierras, los periodistas feudales creen que la información es suya y que, nosotros, Tercer Estado intelectual por definición, recibiremos lo que -y como- ellos estimen oportuno en función de sus intereses, que para eso mandan. Todo aquel que ose poner en duda el sistema rector mediático será acusado de yihadista, de borracho del bar o incluso de mourinhista, que para ellos es prácticamente un sinónimo. No creáis que, ante la realidad social actual, los dueños de la información no se dan cuenta de que su modelo no se sostiene, simplemente no saben cómo hacerlo perdurar en el tiempo. Por eso están dando los últimos coletazos. Como buenos señores feudales, morirán matando. Y sus vasallos también.
Enfrente tienen a una aldea en armas; en armas -la mayoría- en forma de argumentos, no de agresiones verbales ni físicas, tal y como se pretende inocular a aquellos campesinos que no saben abrir los ojos. Es una aldea, esta, sabedora de las debilidades de quienes la sometieron, engañaron, utilizaron y vejaron durante mucho tiempo y que ha desarrollado la habilidad para aprovechar cualquier tropiezo -y ya son muchos- de los señores de las letras para demostrar, por millonésima vez, que un cambio es necesario. El Periodismo feudal ha tocado fondo. Lo hemos visto y sufrido en múltiples ejercicios de antiperiodismo en los últimos tiempos, algunos de los cuales son intolerables. La vergonzosa cruzada antimou y la descarada campaña procasillista ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ya está bien.