El problema de Özil
"Perdí el respeto. Habría ido al Arsenal incluso gratis". Así se despacha Mesut Özil en una entrevista para el diario alemán Die Welt sólo días después de que se anunciara su fichaje por el Arsenal. Mucho ha tardado. Y es que, con los apoyos de dos de los pesos pesados del equipo, Cristiano y Sergio Ramos, se ha visto con todas las de la ley para criticar duramente al equipo y al entrenador. Decía Ramos para apoyar al amiguito que si "fuera por mí, Özil sería uno de los últimos en irse". Y Cristiano que estaba "enfadado por la marcha de Özil". Somos el único club que tiene jugadores que atacan las decisiones del club y aficionados que dejan de serlo porque su favorito prefiere irse. Ni me quiero imaginar a Ramos valorando la salida de Di Stéfano en el 64 por cuestionar a Miguel Muñoz, su entrenador.
Cabe destacar que días antes había manifestado que estaba "orgulloso de jugar en este club. Estoy contento, tanto en el equipo como en la ciudad. He madurado tanto como jugador como persona. No tengo un pensamiento de cambio, y para mí no hay otro club". Aun así, el Bernabéu cantaba algaradamente "¡Özil no se vende!" en la presentación del MVP de la Premier. El mismo público que gritó "Diarra no se vende" allá por 2008 o el que tardó cuatro años en corear a Cristiano y dos días en hacer lo mismo con Isco.
No seré yo el que diga que Mesut esté exento de calidad. Todo lo contrario. Es uno de esos jugadores diferentes por el que merece la pena pagar una entrada. El problema es que de 10 entradas, con Özil saldrías satisfecho con 2 o 3 de ellas. Mágico a la par de prescindible. Más aún con un Isco ilusionante y con la llegada de Gareth, sumado a la actitud y ganas de Ángel Di María.
La verdad es que se ha armado un revuelo importante, el cual ha aprovechado el diario súperultra-madridista AS para entrevistar, como ya hiciera en aquel insulso intento de boicot a la candidatura de Florentino, a los cuatro pelagatos que ni con incendiarias declaraciones son capaces de salir de la sombra gigantesca del presidente. Y es que Özil contaba con la
protección de los medios. De no ser así, también hubiera soportado la pitada que sufrió Coentrao por fumar. No era portugués y poseía un romántico estilo de juego, y al alemán se le tapaba en cierto modo. Según ABC, el club estaba molesto con las salidas nocturnas del jugador y con su actitud poco profesional. Y su engorroso padre, uno de los principales "culpables" de la situación.
Preferir ver Spy Kids a El Padrino sólo denota un espíritu conformista que se inclina a destacar en un equipo de medio pelo a ser el mejor en el más grande. Competir y ganarse el puesto para triunfar o jugar por nombre y distinguirse. O como dice el amigo Jorge Calabrés, cambiar a Natalie Portman por Belén Esteban. El problema de Özil; que echará más de menos al Madrid que el club a él.