Gracias Benítez
Rafa Benítez es señalado por muchos como el culpable de la situación que vive el Real Madrid, pero gracias a él se han descubierto muchas cosas. El madrileño está más fuera que dentro del conjunto blanco porque los jugadores no le quieren, aunque Ancelotti les gustaba y la última temporada fue un fracaso.
Con el italiano en el banquillo blanco se tiró la Liga, se cayó humillado en Copa del Rey y la Juventus rompió el sueño del Real Madrid de enfrentarse al Barcelona en una final de Champions, repito, la Juventus; los cinco primeros meses de un 2015 para olvidar.
Tras cerrar una temporada horrible la plantilla blanca estaba con Ancelotti, o eso decían sus tuits porque sobre el campo parecía otra cosa. Aún así el italiano fue destituido y en su lugar se fichó a Rafa Benítez, un error.
Que Benítez no iba a triunfar en el Real Madrid estaba claro hasta antes de su presentación, con ver sus últimos dos años al frente del Nápoles valía para darse cuenta. Soy el primero que criticó la llegada del técnico madrileño al banquillo blanco, pero ahora solo puedo darle las gracias.
El principal problema para que Benítez triunfase en el Madrid era su estilo de juego tan poco vistoso, pero aceptó el reto de enfrentarse a futbolistas que no le querían y que posteriormente no harían caso a sus indicaciones, el resultado ya sabemos todos cuál es.
La plantilla y el cuerpo técnico no se aguantan. Por desgracia, un entrenador no le puede decir a un jugador del Real Madrid cómo le vendría mejor que le pegase al balón o que tiene que bajar de peso, por ejemplo.
Rafa Benítez ha demostrado cómo es el vestuario del Real Madrid. Una plantilla de egos a los que les da igual que llegue un entrenador con más mano derecha que izquierda o viceversa. Algunos madridistas ya se habían dado cuenta y Benítez ha abierto los ojos a los que no lo sabían.
Con el madrileño con más de pie y medio fuera del Madrid suenan los nombres de Zidane y de Mourinho para sustituirle, aunque la realidad es que da igual quién de los dos acabe siendo el elegido ya que se ha demostrado que el problema no está en quién ocupe el primer asiento del banquillo, sino en los que hay detrás y los once que salen al campo.