#GraciasDiego
Fin. No es difícil comenzar un historia por el final, pero así acontece esta. Diego López dice adiós al Real Madrid, al equipo que le vio nacer futbolísticamente y al que como el hijo pródigo volvió para hacer historia. Machacado por conceder un gol en el último derbi liguero, Diego ha sabido desde el primer momento cumplir en la sombra y con la presión de parte de una afición cegada por el pasado y de unos plumillas cegados por sus intereses.
Desde los despachos se quería un cambio en la portería, pero han sucumbido a las presiones de los que dominaron el club un tiempo atrás. Bernabéu no habría sucumbido. Nadie, y repito nadie, está por encima del Real Madrid y hay alguno al que le han puesto a la altura del escudo por su pasado y no por su presente. Diego también tuvo que luchar contra esto.
Estar por delante de un jugador tan importante para un sector del madridismo y encima rendir no es tarea fácil. Aquella magnífica noche en Old Trafford donde el gallego se transformó en un auténtico muro en momentos clave parecía ser el final del guardameta suplente, un hecho que se incrementó tras el duelo ante el Dortmund en semifinales donde el Santo cambio Móstoles por Paradela. Sin embargo, todo eso da igual porque es pasado. Un pasado que para algunos vale pero para otros no.
Diego marcha, otro se queda, nuevamente gana una batalla por la propaganda. Como Hearts y el Maine, la realidad adulterada ha terminado por triunfar, sin embargo lo que nadie, y vuelvo a repetir nadie, le va a poder reprochar a Diego es su manera de vestir esta camiseta durante las dos temporadas que ha vestido de blanco.
Dos campañas breves pero intensas, luchando contra viento y marea y defendiendo el escudo como mejor pudo, tanto dentro como fuera del terreno de juego, algo que otros no podrán decir. Por todo esto, solamente decir #GraciasDiego por defender la elástica del Real Madrid y suerte en tu nueva aventura para tí y los tuyos.