¿Qué es el Real Madrid?

Hace apenas dos días que fue el 122º cumpleaños de nuestro Real Madrid, el equipo de fútbol de nuestra vida. Hoy no va a ser una opinión contra nadie, y no por falta de ganas, sino porque en los días especiales hay que acordarse de lo bueno y no tanto de lo malo, pese a que la cantidad de lo segundo supere a lo primero. Lo bonito que tiene este club es que, como dijo Florentino Pérez, no pertenece a ninguna persona en concreto, sí a todos los aficionados del mundo. La universalidad de la institución es lo que le hace tan especial, pero también diferente. Sí, he tenido que usar esa palabra, llena de clichés en la mayoría de sus intervenciones, pero llena de razón. 

Siempre digo que 'Star Wars' es la saga de nuestra vida, al igual que 'Naruto' es nuestra historia, y aunque a mi fiel compañero de batalla Javier Rubiano no le gusten mis comparaciones, el Real Madrid también es eso. El club también tuvo que caminar por un sendero oscuro como lo hizo Gaara, pero por ello puede ver un pequeño hilo de luz. Aun así, el monomito, o viaje del héroe, que tanto se puede leer en las tragedias de la Grecia clásica, lo representó muy bien George Lucas en sus seis películas, y es algo que comparte nuestro equipo. Asimismo, no puedo olvidarme del modo de proceder que tiene la institución, y es que sólo en la batalla nunca ganará, pero ese aspecto también cambió, tal y como Itachi decía, porque soportar todo en la individualidad siempre lleva al fracaso.

El Real Madrid es la mayor lección de vida que los aficionados al fútbol y seres humanos podemos experimentar. También es justicia, tanto la moral como la ética. Y lo más importante, porque es la rueda que mueve a las personas: es amor. El de la emoción, la alegría y la felicidad, aunque aquí cabe la tristeza, porque hasta en este sentimiento a priori negativo, también hay amor. Supongo que no deja de ser un equipo de un deporte, pero para muchos es una gran parte de nosotros, y sin esta no se nos podría entender. Así somos y seremos, porque cada uno vive dentro de su propia convicción.

Hoy, que casualmente es el 8 de marzo y me toca escribir mi prácticamente insignificativa opinión de cada viernes por la noche, quería dar las gracias a mi madre, por haberme hecho aficionado del mejor club del mundo y de la historia.