Una victoria balsámica, pero no tanto
Ganar esta tarde al Espanyol era poco menos que una obligación para el Real Madrid. Los blancos venían de tres partidos consecutivos sin ganar y dos encuentros seguidos sin ver portería. Un tropiezo ante el conjunto catalán hubiese agravado la crisis justo en el peor momento, con la vuelta de Champions contra el Liverpool y un clásico de Liga que puede ser definitivo la próxima semana.
Por fortuna, el Real Madrid ha logrado imponerse al Espanyol, pero no ha sido nada sencillo. Los primeros minutos del choque presagiaban lo peor, con una ocasiones de Braithwaite y un gol de Joselu antes de llegar al minuto 10. Ahí emergió una vez más la figura heroica de Vinicius, para espantar fantasmas lo antes posible y empatar de nuevo el partido. Antes del descanso, un pase con el exterior de Tchouaméni a lo Modric y un salto con muelles de Militao para culminar la remontada.
Todo parecía volver a su cauce, pero en la segunda parte los blancos fueron incapaces de sentenciar y, conforme avanzaban los minutos, el Espanyol daba un paso al frente y el Bernabéu se temía lo peor. En cambio, llegó el 3-1 definitivo de Asensio para certificar la victoria madridista y mantener viva la esperanza: ¿hay Liga? La semana que viene lo sabremos. Por lo pronto, hoy había que ganar sí o sí. Y se ha logrado.