La Champions como bálsamo
Dedicar artículos y opiniones o albergar esperanzas, por mínimas que se tercien dados los partidos que quedan, en relación a la posibilidad de que otro equipo que no sea el Barcelona gane esta Liga se antoja como un ejercicio tan ilusorio como incuestionablemente falaz. Una auténtica pérdida de tiempo. Y como la ficción no es precisamente fuente de motivación atractiva, la mejor opción es dar por perdida definitivamente una competición tan adulterada que el Barcelona, a dos jornadas para el término de la Liga, ha entrado en la historia por tutelar el récord más indecente que se puede tener en competición liguera: ser el conjunto con más penaltis a favor (19), más expulsiones (Madrid en dos ocasiones, Athletic, Atlético de Madrid, Rayo, Sporting... y así hasta 9) y hasta cerca de una decena de goles en fuera de juego.
La última expulsión, a servicio de un Mateu Lahoz que, de doce expulsiones en Liga los rivales que se enfrentaron al Barça se llevaron la mitad, completó un registro preparado para engullir con naturalidad los desfalcos necesarios -y que por pura estadística se darán casi con total seguridad- en los dos partidos que quedan, agigantando la tendencia que hizo explotar a miles de personas a través de redes sociales, llevando el hashtag #SinRojaElBarcelonaNoMoja a ser trending topic en España. Por tanto, huyendo de tendencias viciadas lo más sano sería poner el foco en la Champions, dedicando el tiempo a preparar en condiciones la vuelta de las semifinales en el Bernabéu, donde las esperanzas mudan de irreales a auténticas y realizables, más si cabe con la casi segura titularidad de Cristiano Ronaldo, empeñado en servir al Madrid en “una competición única, con sentimientos únicos”. Ni la posibilidad de que el City pase a la final ganando y empatando liquida la motivación y la necesidad de llegar a disputar la final de Milán, pues serviría no sólo para terminar la temporada con el título más grande a conseguir sino también para olvidar la participación en una competición que pasará a los anales por su inmaculada indecendia