Las riquezas del rubio
El madridismo, aquí también en Cataluña, se alegra hoy más que nunca de tener un Real Madrid capitaneado por el rubio de Zadar. Luka Modric celebró ya su 30º cumpleaños. El centrocampista, que nació el 9 de septiembre de 1985 en Croacia, llegó en el verano de 2012 al Real Madrid originario del Tottenham. Desde entonces ha disputado 131 encuentros, en los que ha marcado siete goles. En la presente estación el centrocampista sigue siendo una pieza clave en el juego madridista y en los dos primeros partidos del curso ha sido titular para Rafa Benítez.
Los madridistas, y desde este editorial lo preponderamos, nos fascina su palmarés como blanco con una Champions League, un Mundial de Clubes, una Supercopa de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Además, es el croata que más partidos ha contendido en la historia del club blanco, donde este año comparte equipo con su compatriota de nacionalidad y mejor aliado Mateo Kovacic.
Modric debutó con el cuadro blanco en el partido de vuelta de la Supercopa de España contra el Fútbol Club Barcelona. Saltó al césped del Estadio Santiago Bernabéu en el minuto 83 reemplazando a Özil, en un encuentro que acabó con victoria de 2 a 1 favorable a su equipo, resultado con el cual conquistaron el título. El 2 de septiembre, ante el Granada en el tercer partido de Liga, Modrić disputó su primer partido como titular, recibiendo buenas críticas de los medios deportivos. Su primer tanto con la camiseta madridista lo marcó el 3 de noviembre contra el Real Zaragoza. Modrić anotó con un disparo de zurda a la entrada del área para poner así el 4 a 0 definitivo en el marcador. El 5 de marzo de 2013 brilló en la vuelta de octavos de Champions ante el Manchester United en Old Trafford. Modrić revolucionó el partido con su entrada en el minuto 59 marcando además el tanto del empate con un derechazo desde fuera del área que describió una preciosa rosca para batir a David De Gea. El Madrid acabó imponiéndose por 1 a 2 clasificándose así para los cuartos de final del torneo.
Una magia y seducción del bailarín rubio que tan necesario nos ha sido y nos será. En su momento le llamé El Cid. Y con razón, creo yo. Se trata de un un héroe perfecto, mesurado y único. Un regalo para su compatriota Kovacic. Una dádiva regalo como la que le hizo El Cid al Rey de Castilla. Podemos perfectamente traer en el tiempo, para referirnos a la relación futbolística de este nuevo binomio de croatas, un fragmento del "Cantar del Mío Cid" en que decía: "Oídme, (...), vos que sois mi diestro brazo: de todas esas riquezas que el Creador nos ha dado cuanto para vos queráis cogedlo con vuestra mano".