Más que una final
Real Madrid y Barcelona se encuentran a tan solo unas horas de medirse en un duelo que puede comenzar a decidir el éxito o el fracaso en la temporada de ambos equipos, obligados a luchar y a ganar todos los títulos en juego. Para los blancos, el partido en Mestalla puede suponer el empujón definitivo para afrontar con optimismo los dos mayúsculos retos que suponen el Bayern de Múnich y la remontada liguera ante un infalible Atlético de Madrid.
La cita del miércoles no será solo la primera oportunidad de alzar un título esta temporada para el equipo blanco. Sobre el césped de Mestalla estará en juego la oportunidad de armarse de moral y confianza para luchar por Liga y Champions League, asestando además un golpe definitivo al eterno rival y dejándole muy cerca de su primera temporada en blanco después de varios años.
Para ello, los hombres de Carlo Ancelotti deberán mostrar la intensidad que no mostraron en el clásico liguero de hace unas semanas, cuando permitieron rearmarse a un Barcelona por debajo en el marcador en dos ocasiones en el partido. El pésimo estado que atraviesa el equipo culé a todos los niveles no debe hacer olvidar el gran peligro de hombres como Iniesta o Messi cuando no se ejerce sobre ellos presión alguna.
Repetir el éxito de 2011 supondría la mejor lanzadera para el proyecto de Carlo Ancelotti, cuestionado durante algunas fases de la temporada, y disiparía las dudas sobre el rendimiento del equipo ante rivales de altura a lo largo de la campaña. Tras dos clásicos con derrota, el técnico italiano debe aprender de los errores cometidos si quiere alzarse con el entorchado copero y salir victorioso por vez primera ante el eterno rival.
Precisamente la final de Mestalla hace tres años puede suponer un buen espejo para el Real Madrid actual. En aquella ocasión, el equipo tiró de casta y ambición ante un Barcelona muy superior al de estos días y sorprendió con un fútbol directo y de presión alta. Si los blancos suman aquella exhibición de fuerza y lucha a la calidad que atesora esta plantilla, el título estará más cerca de Cibeles.
Más que una final, lo de Mestalla servirá para comenzar a decantar la balanza de una temporada que afronta sus semanas decisivas, donde el equipo blanco debe cerrar los frentes abiertos en todas las competiciones. Regresar a Madrid con el 19º título bajo el brazo sería el mejor estímulo para mirar con confianza todo lo que queda por llegar.