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26.08.2013 00:00 de  Redacción   ver lecturas

El fichaje de Bale se ha inclinado tanto que ha acabado antes en Marbella que en Madrid, y veremos si le da por subirse a la capital para poder acariciarlo, porque acariciar puede ser un palabro muy frustrante si no se agarra bien, como las abuelas que exprimen a los bebés para ver si así les hacen una transfusión de juventud. Bale ha estado a punto de ahogar en tequila a su propio destino, que estaba claro desde hace meses, pero que se había complicado por cosas de números, alargando la jugada para terminar igual que al principio. A ver con que cara hubiera vuelto Florentino a sus reuniones del Ibex 35 sin el galés. A Bale en todo este período le ha dado tiempo hasta de escuchar alguna canción de Ismael Serrano y entrarle las ganas de hacerse un plan de pensiones sin pasar por el Madrid. Por suerte para los madridistas y por desgracia para los que relacionan los gastos de un club privado con la inseguridad laboral de los albañiles que se caen de los tejados y el hambre en África Bale ya está en España, o eso nos han dicho: preparado para fichar por el Madrid o rodando la próxima de Torrente, pero estar, parece que está.

El Real Madrid es el único club del mundo que falta al respeto por invertir su dinero, jugar un partido en Lorca recaudando fondos para los afectados por el terremoto, disputar gratis el Teresa Herrera o comprar acciones del Real Oviedo para darles un empujón económico. Ya solo falta echarle la culpa de que TV3 sablee a los catalanes con la Fórmula 1 cuando lo tienen gratis en Antena 3. Yo una vez, como madridista, saqué un cangrejo de una olla hirviendo y es lo más cerca que he estado nunca de ser buena persona. Lo único que sé del fichaje de Bale es que ni yo ni usted vamos a poner ni un solo euro en el precio de su traspaso. De lo defraudado por Messi a Hacienda ya no lo tengo tan claro. El Real Madrid, que ha hecho más por los desamparados que todos los haters que le critican no va a pegarle una patada al paro y crear puestos de trabajo por no fichar a Bale, así que desde estas líneas bancamos su fichaje.

Empezaba a caerme desigual el Tata Martino y eso no podía ser bueno. Los lunes siempre había algún compañero de trabajo que se acercaba y decía aquello de: "¿Has escuchado lo que ha dicho Mourinho? Menudo gilipollas", como trending topic laboral. Al Tata le hubiera dado la razón si hubiera puesto como ejemplo la correcta manera que tiene el Barça de ir apartando poco a poco a sus mitos sin hacer ruido, como está haciendo con Puyol, borrándolo de la plantilla sin crear debates comerciales. De Puyol lo único que me falta para infundirle un gran respeto -a pesar de su barcelonismo- es que en el anuncio de las gulas con Xabi Alonso lo primero que tenía que haber hecho como cualquier tío con clase que entra en casa ajena es ir a cagar. Lo segundo, mirar que hay en la nevera. Pero el cabrón de Xabi ya tenía la mesa puesta. Como digo, el Tata ha perdido ahí una gran oportunidad. Tal vez, como dice Ancelotti, porque no conoce el Barcelona bien y sí el empeño de la gente en convertir al Madrid en un servicio público.

Lo peor para los barcelonistas con la marcha de Mourinho es que ahora volvemos a tener tiempo para leerles la cartilla, algo que habíamos perdido por culpa del piperío y de buscar la caja negra del vestuario del Madrid. Bale ya es blanco y Ben Affleck Batman. No hay mal que por bien no venga.