#YoViJugarARaülLópez
El jueves fue un día triste para el baloncesto. Raül López anunció su retirada. Ya no volveremos a disfrutar de su magia. Para muchos es uno de los bases de mayor talento de la historia de este deporte en nuestro país, y no es para menos. Yo estoy dentro de esta corriente. Sus lesiones han sido la lacra de su carrera.
En el año 2000 se convirtió en el segundo traspaso más caro de la historia de la ACB. Su destino fue el Real Madrid. En su primera temporada en el conjunto blanco, se metió a todos los merengues en el bolsillo. No obstante, en su segundo año como madridista, empezó un calvario llamado ligamento cruzado anterior. Su rodilla se resintió, pero no prohibió a los Utah Jazz seleccionarle en el puesto 24 de la primera ronda del Draft del 2001.
En verano de 2002 se marchó a la NBA, donde le comparaban con nada más ni nada menos que John Stockton. Sin embargo, el ligamento cruzado anterior volvió causarle dolores de cabeza. En 2005 regresó a la ACB de la mano del Akasvayu Girona para, poco después, retornar al Real Madrid, donde ganó una liga y una ULEB. En su palmarés, además, cuenta con una meritoria medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín, con el Maestro Reneses como capitán del navío.
No obstante, no escribo esto para recordar su biografía, sino para darle las gracias. Quiero agradecerle a Raül que haya existido. Ha destilado magia y talento en todos los pabellones que ha pisado. Nos ha hecho disfrutar del baloncesto y a amar este deporte. Ha servido como inspiración para muchos jóvenes que querían ser como él.
Al final de esta temporada, el Mago de Vic dejará la varita y no podremos asistir a más espectáculos, pero siempre nos quedarán en la retina sus extraordinarias actuaciones. Me siento orgulloso de haber coincidido en el tiempo con un talento de semejante calibre. Tiene que pasar mucho tiempo para que el mundo del baloncesto vuelva a disfrutar con un jugador de las dimensiones de López.
Yo crecí viendo a Raül López. Puedo presumir de haberle visto en directo y disfrutar de su magia, y es algo incomparable. Es cierto que todo tiene un límite y en el deporte tienes que saber decir hasta aquí, pero siempre resulta difícil aceptar que no volverás a ver a un mito del básket en un parqué. Sólo nos quedan unos pocos partidos para deleitarnos con su baloncesto. Desde aquí, le pido al Real Madrid que considere la posibilidad de despedirle como se merece en el último partido que jugará en la casa del que fue su equipo durante cinco años con el Dominion Bilbao Basket. Gracias, Raül por dar lo mejor en cada partido desde que empezaste como profesional. Hasta siempre, Mago.