El fútbol siempre será de los jugadores
Una de las cosas que más me aburre del fútbol actual es la falta de libertad de los jugadores. Tanta pizarra, vídeos y movimientos sobre el campo predeterminados, como si estos fueran robots, matan la esencia de un deporte que, dicho sea de paso, ha perdido bastante pasión con el paso de los años. Ya lo dijo Pablo Aimar hace varios años, que esto no es ajedrez. Y lleva razón, aunque cueste verlo. La creatividad se va perdiendo por el "miedo a perder el balón", mientras que todo se automatiza para matar el poco libre albedrío del que ya dispone la disciplina. En el Real Madrid siento que va sucediendo lo mismo. El sistema no gana partidos -aunque ayuda-, pero sí lo harán aquellos que cojan el balón y hagan su magia.
Mi entrenador favorito siempre será Gregg Popovich, seguido de Zinedine Zidane, por supuesto. El primero entendió que su grupo de trabajo es como una familia para él, y por eso ganó cinco anillos de la NBA con los San Antonio Spurs, además de ser el entrenador con más victorias en temporada regular y tercero en playoffs. Su cultura ganadora no se basó en la rigidez, sino en el entendimiento humano. Algo prácticamente clavado al francés, del que siempre se ha dicho que era uno más con la plantilla. Carlo Ancelotti, el técnico que mejor palmarés tiene en la historia del fútbol, me recuerda al primero mencionado.
Entre Xabi Alonso y los jugadores del Real Madrid tienen que llegar a un punto en común donde todos puedan estar contentos. Y, eso sí, ganar al final del camino, porque eso es lo que importa aquí. Sin hablar de que en el club blanco no funciona el sistema para triunfar y marcar un antes y un después en la historia, a veces parece que se olvida la fórmula del éxito.