Hasta el amor más puro puede diluirse con el tiempo

No es ningún secreto para nadie que me conozca que el Real Madrid es una gran parte de mí. También lo es Naruto o Star Wars, el anime y saga de nuestras vidas respectivamente, y menos para estos dos últimos elementos, el paso del tiempo ha terminado erosionando una conexión emocional que parecía inevitable a persistir eternamente. No he entendido jamás en mi existencia otra cosa que no fuera ilusionarme por los once señores que saliesen al campo, e incluso por el jefe que se sentase en el banquillo, fuese quien fuese. Esa fe, irrompible e insuperable por nada hacia una camiseta blanca e impoluta, cada día desaparece un poco más.
"En este mundo, allá donde hay luz, siempre habrá sombras", le explicó Madara a Hashirama, y esta visión nihilista sobre lo antónimo del mundo, ya sea en el amor y el odio o la paz y la guerra, resume lo que siempre ha sido el Real Madrid para el ser humano normal y corriente. También para mí, pues el club blanco y sus enseñanzas han servido para iluminar una lucha eterna contra cualquier estamento encargado de tirar abajo todo el sistema. Además, varios de mis mejores recuerdos en vida, y así será hasta mi último día, vienen de aquí. No solo por las Champions ganadas, sino también por las derrotas ante el Bayern o el Borussia en ediciones consecutivas, pues ambos cierres de heridas son bonitos al fin y al cabo.
Sin que esto sirva de desahogo, pese a que en realidad sí lo sea, el año pasado fui perdiendo una ilusión que se había mantenido siempre con el Real Madrid. Este verano, sin razón aparente, ha desaparecido. Pese a los buenos fichajes que se han realizado, a la llegada de Xabi Alonso, parece que existe un ente mucho más grande que me impide querer involucrarme sentimentalmente otro año más con ellos. Tengo la conciencia tranquila al respecto, ya que mi compañero y gran amigo Javi me entiende, aunque no comparta todo, pero sigue dándome qué pensar sobre mi posición.
Para que haya ganadores siempre tendrán que existir los perdedores, pues la vida en sí trata de una balanza a veces imposible de compensar. Será cuestión de visiones y de nuestro verdadero significado de la justicia, siempre tan inclinado a la moral y a la ética individual, y seguramente no sea mi momento con el Real Madrid, pero espero que la decepción se marche para dar paso a una mejor etapa o, al menos, más pura.

Todos los derechos reservados - P.I. IT01488100510
o no enlazar con Real Madrid Club de Fútbol
