Lo que no se vio de la celebración del Real Madrid Castilla: Iker Bravo desatado, el mensaje de la plantilla, Raúl...

El filial madridista festejó con la afición el pase a la final del playoff tras una remontada histórica ante el Barça Atlètic
12.06.2023 16:30 de  Jorge Cascón   ver lecturas
Carlos Dotor, Real Madrid
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Carlos Dotor, Real Madrid
© foto de Federico Titone/BernabeuDigital.com

El Real Madrid Castilla vivió hace unas horas uno de los momentos más históricos y memorables para el filial madridista. Los de Raúl González Blanco dieron la vuelta a la eliminatoria del playoff de ascenso a Segunda División ante todo un Barça Atlètic. Carlos Dotor comenzó la remontada con el pundonor del que es característico, tras un gran cabezazo, y fue uno uno de los líderes de la celebración en el césped tras la victoria por 3-0. 

El capitán comandó el festejo con la afición megáfono en mano, aunque los cánticos de la afición y la algarabía que se vivía en las gradas de un arrebatado Di Stéfano, del que pocos se marcharon tras el pitido del árbitro, dificultaron comprender las proclamas del '8'. La afición fue la que guió los cánticos, con una ovación a Raúl al dirigirse a la zona del córner, donde estuvo uno de los grupos más fervientes y que no cesó de animar durante el partido.

Pero el técnico hizo gala de su modestia y señaló a los jugadores. Ellos debían ser los protagonistas, y tras aplaudir a los aficionados, Raúl se hizo a un lado. Destacó un Iker Bravo que fue el héroe inesperado de la noche, al anotar el 2-0 tras un cabezazo de categoría ante su exequipo, del que llegó a ser capitán. Se la tenía guardada el delantero a los que fueron sus seguidores, que la tomaron con el catalán en la ida con insultos que el propio ariete alentó con sus gestos. Iker se los guardó en la memoria para responder con la épica. 

EL MENSAJE DE LA PLANTILLA

Y la celebración del tanto estuvo a la altura, se lanzó a la grada, un acto que repitió Peter Federico, y hubo susto con el definitivo de Sergio Arribas, ya que parte de la grada se derrumbó, sin tener que lamentar males mayores que la atención a un aficionado. Iker Bravo enganchó el bombo para aumentar el bullicio posterior, y la plantilla cantó al unísono: "Que sí, joder, que vamos a ascender". 

Una noche mágica para un Real Madrid Castilla que vivió su gran noche, esas de las que ha disfrutado el primer equipo a lo largo de su historia y de las que quería formar parte el filial. Los 'pequeños' se hicieron mayores y dieron un golpe encima de la mesa. Con ascenso o sin él, lo que se vivió en el Di Stéfano ya pasará a la historia y compensó lo sufrido en una temporada con altibajos, pero siempre resitiendo.