La leyenda de Cristiano se agranda: siesta, guitarra y un epílogo de oro

Van agotándose las palabras y sigue intacta la voracidad de Cristiano. No necesitó 90 minutos de alto rendimiento para ser el mejor. Dice Allegri que estaba dormido. Qué generoso el tío, el cuerpo lo necesitaba y Cristiano pidió una pausa, una breve siesta de esas que cierras el ojo a pie de pista en plena ebullición. En un Millennium Stadium repleto de ilusiones...hubo tiempo para la desconexión.

Fue un epílogo que posiblemente lo pudo soñar anoche en el estadio. Sirve para resumir su año. Un Cristiano alejado de la banda, sin mucha participación en la construcción. Los pocos balones que recibió fuera del área fueron casi o nada productivos para el beneficio del equipo. Dentro del área casi todo acabó en gol. Un depredador que ya llama a su quinto Balón de Oro. 

Bayern, Atleti y Juventus. El camino del KO ha sido tomado por un coloso. Incendió el Allianz para destrozarles en la vuelta. Con el Atleti ni se lo pensó, quería dejarles sin vida en la ida y lo consiguió. Con la Juventus fue como su temporada, al principio y al final con un alto en el camino, unos minutos de dosificación y dos zarpazos para quitarles el sueño y la vida a los bianconeros. 

Lisboa y Cardiff llegó con algodones. Y el Madrid apuró hasta el final. Habían crónicas candentes y con veneno preparados para salir, pero algo tuvo que pasar para frenar la maquinaria. En Cardiff al máximo nivel, Cristiano no dio opciones. Un héroe randiano que merece ser definido. Un individiduo racional digno de vivr en la tierra, un hombre cuya habilidad, indepedencia y egoísmo le hacen entrar en conflicto con los hombres-masa que tratan de frenarle ya que le consideran una amenaza, pero que aun así persevera, alcanzando finalmente la realización de sus valores.

El fútbol ya no sabe como decirlo. Nadie merece nada. Ni el Atleti, ni la Juventus, ni Buffon. En el fútbol se gana. Y Cristiano es un ganador. Un gigante dormido como el Real Madrid que ya sabemos lo que pasó luego cuando despertó. Ningún madridista moderno ha visto a su equipo perder una final de la Champions. Los más pequeños solo le han visto que ganar. Cristiano levanta Copas y llama a la eternidad. La guitarra al saco y un epílogo de Oro.