Morata marcó un punto y aparte: gracias a él, Asensio, Vázquez y Casemiro triunfan de blanco
Álvaro Morata, jugador del Real Madrid, fue el último jugador blanco que eliminó al Madrid de una gran competición, como es la Champions, al igual que hizo Morientes años atrás, aunque esta vez accionó algo en el Bernabéu.
El internacional español dejó a los blancos, entrenados por Ancelotti en aquel año (2015), fuera de la final de Champions de Berlín al marcar dos goles con la Juventus, uno en cada partido, ante su ex y ahora actual equipo de nuevo.
Aquello fue un antes y un después, no sólo para los italianos, que volvieron a posicionarse entre los mejores equipos de Europa y este año lo han vuelto a demostrar (están con pie y medio en la final de Champions de Cardiff), sino para el Madrid.
Desde entonces, Florentino Pérez se dio cuenta, de una vez por todas, de que muchas veces lo mejor está en casa y no es necesario fichar a futbolistas extranjeros para tener al mejor equipo. Se lo demostró Morata porque es el futbolista que jugaba en un equipo de mayor nivel, aunque también podría haber sido Vázquez, que por aquel entonces jugaba en el Espanyol, Asensio, en el Mallorca, Casemiro, en el Porto, etc. Cualquiera de ellos no hubiese vuelto al equipo de no ser por la eliminación de Champions a manos de un madridista.
Y es que, no hace muchos años, Florentino Pérez tenía la mala costumbre de vender todo lo que nacía de blanco, para verlos triunfar luego en otros equipos de España y Europa e intentar su vuelta pagando una millonada y, en muchos casos, ni con esas. Es el caso de Mata, que cuando empezó a destacar en el Valencia el Madrid lo intentó repescar, pero se fue a Londres para jugar en el Chelsea, o Filipe Luis, que triunfa en el eterno rival (Atlético de Madrid), después de su marcha al Depor, de donde tuvo la intención de recuperarlo, o incluso Samuel Eto'o. El camerunés es el ejemplo más destacado después de que, tras salir del Bernabéu, ganase títulos con el Barça y les recordase en sus celebraciones: "Madrid, cabrón, saluda al campeón".
Es por eso que el gol de Morata a los blancos con la camiseta azul (en esa ocasión así vestía la Juventus) sirvió para que el mandamás blanco se decidiese a mirar para dentro en vez de para fuera y trajese de vuelta a los futbolistas que tenía cedidos, así como dar una oportunidad a los que venían del Castilla, como Carvajal (que volvió del Leverkusen un año antes y se ha convertido en el mejor lateral del mundo) o Jesé, aunque una desafortunada lesión le hizo perder continuidad y ahora está en Las Palmas tras su paso por el PSG.
Aquel verano, tras el batacazo transalpino, los blancos recuperaron a Lucas Vázquez, que se ha convertido en un revulsivo imprescindible en el equipo de Zidane ya que, aunque casi nunca sea titular, siempre juega y lo hace perfecto, metiendo una marcha más al encuentro y poniendo patas arriba las defensas rivales, aunque no fue el único.
Marco Asensio y Carlos Henrique Casemiro también han vuelto al equipo blanco (Asensio, un año más tarde) para convertirse en fundamentales. El mallorquín es el jugador número 12 y por la poca meritocracia de Zidane, ya que se merece ser titular por encima de cualquier futbolista de la BBC, y demuestra en cada partido que es el futuro de España. Rápido, fuerte y ágil, recuerda al mejor Ozil pero con más potencia y continuidad. En definitiva, todo un lujo tenerlo.
El brasileño no se queda corto. Titularísimo en el centro del campo del Madrid, es un muro infranqueable para las delanteras enemigas ya que está en todas las zonas del campo. Es un motor que no se cansa y su ayuda a la defensa es imprescidible, además de sacar el balón con criterio y marcar goles, algo a lo que se ha ido sumando poco a poco para convertirse en el centrocampista total.
Todo esto no habría pasado de no ser por el miedo que Morata metió en el cuerpo al presidente del Madrid así que, Álvaro, no te sientas mal porque no le debes nada al Madrid. De hecho, ellos te deben a ti haber sido el culpable de que todos estos grandes jugadores vistan hoy la camiseta blanca.