Ancelotti y Ayza Gámez ponen grilletes al Madrid

03.02.2014 00:00 de  Jorge Calabrés   ver lecturas

No pudo ser, el Athletic y Ayza Gámez frenaron en seco al Real Madrid, que suma su primer pinchazo del año en una oportunidad única para adelantar al Barcelona. El balance de la jornada no puede ser bueno, el liderato está dos puntos más lejos y la ocasión perdida de superar al eterno rival hace que el madridismo comience la semana con una gran sensación de impotencia. Parte de culpa la tiene el colegiado valenciano, que se sacó de la manga, con la inestimable ayuda del actor Gurpegui, una expulsión injusta a Cristiano Ronaldo. Mal también el luso, ya que su gesto tocándose la cara y dirigiéndose al cuarto árbitro puede provocar que le caiga más de un partido. De la resolución del Comité de Competición dependerá la participación o no del Balón de Oro en la eliminatoria de semifinales de Copa contra el Atlético.

Ayza Gámez se convirtió en el protagonista del partido. Como buen súbdito de Villar y Sánchez Arminio era conocedor de que San Mamés era un buen lugar para lucirse. Uno, después de ver el encuentro por segunda vez, se sigue preguntado cómo es posible que Cristiano fuera expulsado y Ander Herrera terminara la batalla sin ni siquiera una tarjeta amarilla. Son las leyes de Villar, a ver si la gente se creía que el duelo entre el Athletic y el Real Madrid no estaba marcado en la agenda con rotulador rojo. Claro que al madridismo se le quitan las ganas de denunciar esta persecución cuando ve a su entrenador desfilar como un corderito por la sala de prensa. Ancelotti se confundió, en el campo y en la sala de prensa. La noche del domingo el italiano fue el cómplice perfecto para Ayza Gámez al calificar la expulsión como "un poquito exagerada". Escasa penitencia.

Tampoco estuvo acertado Ancelotti en los cambios y en el planteamiento del partido tras la expulsión de Cristiano. El Real Madrid no puede dar nunca por bueno un empate, ni con diez ni con ocho jugadores. Ese escudo tiene una historia que está llena de victorias a base de casta, incluso de remontadas imposibles. Los cambios carecieron de lógica, al igual que el alinear en el once a los dos laterales ofensivos en una plaza como La Catedral. Arbeloa no ha sido titular ni en el Camp Nou ni en El Sadar ni en San Mamés. Puestos a rotar, quizás sería más eficiente mezclar a Carvajal y Marcelo -laterales más ofensivos- con Arbeloa y Coentrao -expertos defensores-.

Más preocupante es ver cómo el Madrid ha perdido la chispa del contraataque. El conjunto blanco ha pasado de ser una estámpida de búfalos enfurecidos a un mero grupo de gacelas desorientadas en plena sabana. El nuevo estilo madridista tiene sus cosas buenas, por supuesto, pero también su lado negativo que salen a relucir en partidos como el de Bilbao. Por cierto, son los mismos encuentros en lo que se echa mucho de menos la aportación de Khedira. ¡Vuelve pronto Sami!