Ciudadano periodista

07.04.2014 00:00 de  Richard Dees   ver lecturas

"Verá usted, compañero periodista; nosotros siempre hemos tenido éxito porque lo nuestro es realmente arte popular, arte para todos: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, blancos y negros... no, negros no."

(El valor de la unidad. Les Luthiers)

Esta semana me preguntaron por un concepto que suelo manejar a menudo en El Radio, el de ciudadano periodista, y cuál es, para mí, la diferencia con un periodista a secas. Intentaré explicarlo a lo largo de los siguientes párrafos, y digo intentaré porque yo lo tengo claro en mi cabeza pero no sé si sabré plasmarlo correctamente en esta columna.

Para comenzar por el principio, tendría que decir de dónde sale la expresión, pero si habéis leído lo que he escrito como se debe, desde el título hacia abajo, ya lo sabréis. Siempre me gustó la expresión compañero periodista que Carlos Núñez Cortés empleaba en "El valor de la unidad", un sketch de la obra de Les Luthiers "Humor dulce hogar", pero, cuando la quise utilizar en El Radio para definir un tipo específico de profesional de los medios, lo que salió de mis labios fue ciudadano periodista. Podría haber parado la grabación y borrado el error, pero no lo hice. Y, a veces, la casualidad –y la pereza, por qué no admitirlo– nos lleva a grandes descubrimientos.

Una vez establecido el origen de la idea, vayamos a lo complicado, su significado. Nuevamente tengo que remontarme al pasado para que entendáis el presente. Seguro que, a lo largo de vuestra vida de consumidores de información, habréis escuchado en numerosas ocasiones la expresión maestro de periodistas dedicada a tal o cual profesional. A mí me provoca un gran desasosiego porque lo asocio con personajes como Emilio Romero, Luis del Olmo o, en el ámbito de la información de deportes, José María García. Y ninguno de ellos ha sido o es un referente, un espejo en el que mirarme a la hora de ejercer el periodismo. Pero resulta que debo estar equivocado, porque la inmensa mayoría de los ciudadanos periodistas idolatra, al menos de la boca para afuera, a los tres.

Pero, mientras casi todos los ciudadanos periodistas de deportes que ejercen en la actualidad comenzaron su andadura profesional de la mano de José María García, o teniéndole como referencia fundamental, yo intentaba crearme/creerme un modelo alternativo fijándome en periodistas de ficción como Joe Rossi o Billie Newman, personajes de la vieja serie de televisión "Lou Grant". Es posible que, después de casi cuarenta años, mi visión de esos periodistas esté idealizada, pero prefiero quedarme con ese recuerdo de lo que yo creo que eran: profesionales anónimos por voluntad propia que no se creen más importantes que la noticia que cuentan o los personajes que entrevistan; que cuando se enfrentan a un conflicto de intereses a la hora de elaborar un reportaje, dan un paso al costado y dejan que sea otro compañero quien se ocupe; que no utilizan el periodismo para ajustar cuentas, ya sea personales o de sus amistades; que distinguen y separan de manera radical la información de la opinión; que, antes de publicar una noticia, contrastan lo que su fuente original les ha contado, sin quedarse con lo que les filtra el primero que pasa; y, para mí, lo más importante, que no se creen en posesión de la verdad absoluta, que tienen dudas, que comprenden que la vida, el Universo y todo lo demás no son blanco o negro, sino que existe una infinidad de matices de gris.

¿Qué nos encontramos ahora cuando escuchamos la radio, leemos un periódico o vemos la televisión? Pues exactamente todo lo contrario: predomina la rapidez sobre la exactitud; el ego sobre el anonimato; el amiguismo, el devolver favores, sobre la ética profesional; la certeza absoluta, sin fisuras, sin sombra alguna de vacilación, sobre el necesario cuestionamiento personal de todo lo que hacemos. Y no encontramos criterios homogéneos, coherencia, a la hora de enjuiciar un mismo hecho, ya que todo depende de si el protagonista es amigo o no. Estos son mis criterios, si no me sirven para justificar lo que ayer denostaba, no se preocupen, tengo estos otros. O estos. O estos. O estos...

Y si pensáis que, cuando diariamente hago El Radio, lo tengo todo clarísimo, que nunca pienso que puedo estar errado, no podéis estar más equivocados. Pero lo disimulo bien, ¿verdad?

PS: Tenía la mente tan estrecha, tan estrecha, que su cerebro no albergaba la más mínima duda.

Richard Dees
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Richard Dees
"Lo quieren todo, lo quieren ahora. Quieren conseguirlo y no les importa cómo" (They Want It All, David Crosby)