Criterio variable
Los periodistas dedicados a la información deportiva suelen ser, por regla general, muy críticos con los entrenadores de los equipos de fútbol. Y recalco eso de “los equipos”. Convocatorias, alineaciones, sistemas de juego, cambios durante el transcurso de un partido, todo es puesto en la picota, criticado duramente, a veces incluso con una saña digna de mejor tarea.
¿Por qué alinea a Menganito en vez de a Zutano? ¿Por qué se empeña en dejar en la grada a Fulano? ¿Por qué no asciende a Perengano del filial, con el gran rendimiento que está dando el canterano, infinitamente superior, por supuesto, al del actual titular?
Ser crítico, hipercrítico en ocasiones, parece que otorga una pátina de conocimientos y sabiduría a quien, en realidad, sólo está soltando sapos y culebras por la boca, dejándose llevar por el conocido Síndrome del Tendido del Siete.
Sin embargo, estos niños terribles que no dejan títere con cabeza cuando se trata de los clubs, estos fieros halcones del periodismo agudo e incisivo, que no dudan en destrozar con sus palabras el trabajo y la reputación de cualquiera, se vuelven mansos corderitos cuando se trata de la Selección y su máximo responsable, Vicente Del Bosque. Ahí todo es paz y concordia, aquiescencia ciega. El absurdo y el bochorno llegan a su máxima expresión cuando oyes a un periodista decir que, al menos, seis de los que han sido convocados por Del Bosque no lo merecen y, al mismo tiempo, justificar su presencia en una lista, digamos que para acudir a la Eurocopa de Francia. Que lo he escuchado con estos oídos que se han de comer los gusanos.