Gelsenkirchen
¡Fiesta! El espectáculo del Real Madrid en la tierra del Rin confirma los mejores augurios para los chicos dirigidos por Carlo Ancelotti. Primera vez que un equipo alemán encajaba 6 goles como local en la Copa de Europa, tenía que ser el Madrid quien lograra esto. La BBC -aún en fase de adaptación- fue más que suficiente para doblegar a un sumiso Schalke que le dice adiós a la Champions antes de jugar los 90 minutos finales de la eliminatoria en el Santiago Bernabéu.
Poético; la exhibición de poder más grande del Madrí -por ahora- en la temporada llega en la tierra natal de Mesut Özil, justo en la temporada en la que él decide dejar el club bajo promesas de pajaritos preñados, arcoíris y nubes de algodón de azúcar vendidas por el encantador de futbolistas conocido como Arsène Wenger. El equipo blanco demostró su potencial máximo en el patio de la casa de Mesutö como diciendo "mira de lo que te has perdido, lo que abandonaste".
Alemania siempre fue territorio maldito para los merengues; a pesar del rival, había algo de cautela, de recelo. La parada de Casillas a Draxler -como la que le hizo a Perotti, o como la de Diego López a Gündo?an- y la subsecuente obra de arte que fue el 0-2 de Bale hundió al equipo alemán. La imagen de Draxler cabizbajo mientras los jugadores vestidos de naranja festejaban los goles se hicieron parecidas a aquellas de Bale y Modri? cabizbajos cuando el Madrí destrozó al Tottenham en la Champions 2010-11, ¿o no?
Cristiano volvió enfurecido, Bale estuvo genial, incluso algunos pasaron más tiempo hablando de Casillas que de los delanteros, pero el espectáculo de Benzema fue glorioso. La Champions siempre vio sus mejores partidos y, bajo el tutelaje de Zidane, estamos viendo al Karim más constante, más regular, más idóneo. En noviembre se pedía a Morata por él. Hoy, aunque algunos le sigan odiando, no queda más remedio que rendirse a los pies del galo. Lo mejor, es que parece no haber tocado techo todavía.
El equipo de Ancelotti y Zidane es una fiesta y lo demuestra así en el campo, juegue quien juegue el equipo se mantiene igual, se mantiene sólido y sigue con la misma idea. El Madrid del optimismo y la alegría, el Madrid bonachón, el Madrid goleador. Se viene el primer matchpoint de la Liga en el Vicente Calderón, el equipo va embalado y, como pasa con Benzema, parecen tener su techo aún lejos. El futuro se antoja brillante, Ancelotti soportó el aluvión de críticas en su titubeante inicio y ahora goza el estar bañando en elogios, su gran trabajo es evidente y hasta los que más desconfiaban de él se van montando al carro de la ceja poco a poco. El Madrid adelantó los carnavales un par de días, que siga la fiesta.
El equipo superó enero con sobriedad, en febrero parecen haber encontrado el hambre/ira asesina necesaria para campeonar a altos niveles, el nivel de progresión es bárbaro; de estar 8 puntos por detrás en Liga a ser líderes con 3 de ventaja. Lo agradable del asunto es que aún hay muchísimo margen de mejora, aquel plato de pasta que le pusieron a Ancelotti está siendo devorado con ansiedad famélica, esperemos que no acabe el hambre, especialmente ahora que se viene la primavera.