No Modric, no party
Esta temporada, sumando Champions y LaLiga, el Real Madrid acumula solo seis tropiezos en 24 partidos: cuatro empates frente a Cádiz, Osasuna, Villarreal y Levante; y dos derrotas ante el Sheriff Tiraspol y el Espanyol. Y solo dos de ellos (Espanyol y Villarreal) se produjeron con Luka Modric como titular. En los demás, el jugador croata no estuvo por lesión o salió desde el banquillo como fue el caso de la derrota ante el equipo moldavo.
Señal inequívoca de que cuando el balcánico no dirige el juego del equipo desde el inicio, el Madrid tiene más posibilidad de pinchar. Pese a que tiene 36 años, las ausencias de Modric suelen pasar factura a un conjunto madridista que se ve falto de imaginación cuando no está el bueno de 'Lukita'. Su clarividencia es inigualable y en los partidos contra rivales como el Cádiz, el equipo necesita esa creatividad y esa visión de juego tan característica del balcánico, que siempre suele encontrar una grieta en las defensas. Con paciencia y con magia, Modric siempre acaba destrozando muros como el que levantó el domingo el conjunto gaditano en el Santiago Bernabéu. No es cuestión de potencia y tozudez, sino de imaginación y clase. Y en estos partidos... sin 'Lukita', no hay fiesta. El croata es imprescindible en el Real Madrid.