Novenario

01.02.2014 00:00 de  Real Esparta   ver lecturas

Desde el 2 hasta el 11 de febrero, el Real Madrid 2013-14, el Real Madrid de Carlo Ancelotti, asume la primera prueba seria de la temporada. En esos nueve días se visitará San Mamés, se recibirá al Atlético en la ida de las semifinales de Copa, se recibirá al Villarreal y se visitará al Atlético en la vuelta de semis. Una ruta espinosa, llena de trampas y malos augurios, luego de la perfección absoluta que fue enero, le llega la primera prueba de fuego al equipo de Carletto.

Puede pasar de todo, se puede ganar, se puede perder, se puede empatar, pero -aunque posee alto grado de importancia- no se puede juzgar al equipo por el resultado de estos nueve días. La temporada pasada existió una semana sensacional, llena de épica, en la que se ganó dos partidos al FC Barcelona -uno con los suplentes- y uno al Manchester United en Old Trafford para, posteriormente, terminar siendo una temporada decepcionante.

No hay que perder el norte, estos nueve días; importantes, ilusionantes, no son la culminación del proceso, por muy mal o bien que marchen las cosas no se debe sacar conclusiones determinantes, es una parada importante de la ruta, más no es la definición de la meta. Prueba trascendental, sin duda, y confirmación de que ya empieza lo bueno, de que se vienen los partidos que han hecho al Madrí lo que es, de que se vienen los partidos que el Madrí nació para jugar.

Los chicos de Ancelotti ya fallaron contra Atlético y Barcelona en la primera vuelta de la Liga, pero al estar en los días iniciales del proyecto, siempre titubeantes, se puede entender un poco más. Aquí esa cobija del inicio ya no cubre del frío. Es el momento de ver de qué está hecho este Madrid de Carlo y Zizou, de ver si a estos chicos es transmitida la tensión competitiva e ira asesina -metafóricamente hablando- que permite campeonar a altos niveles, que tanto sobran en el rival de Copa inculcados por su entrenador en un fantástico trabajo.

Estos nueve días se afrontan con buen augurio, pues vuelve Varane de su tratamiento de rodilla. Incógnita, sí, pero si las cosas salen bien es un subidón de ánimo valioso. Sólo Khedira y Bale –con problemas típicos del futbolista sin pretemporada- ocupan la enfermería madridista. El novenario se asume con el equipo lanzado tras un enero en el que la defensa espabiló de manera brutal, todo fue victorias y sin ninguna pelota que traspasara las redes custodiadas por Diego López e Iker Casillas.

El juego carece de vistosidad, pero gana en seriedad y control, si bien el Madrid alocado de las goleadas divierte más, esta racanería será importante a la hora de los partidos donde se juega la temporada, esos que se juegan en primavera. Tenemos un bocado pequeño; la primavera previa a la primavera, que culminará con los dos partidos ante el Schalke y los partidos ligueros contra Atlético y Barcelona. Febrero llega como momento idóneo para dar el golpe en la mesa y decir "aquí estamos, escondan a sus mujeres, arrasaremos con Europa". Vikingos, al fin y al cabo.

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My way is my way y ya está