Pasión de Copa
Al contrario de lo sucedido en la final de la edición del pasado año, el Real Madrid y su afición vivieron con intensidad las horas previas al decisivo encuentro contra el Barcelona. Valencia, al igual que en 2011, acogió con buen tiempo y alegría primaveral a madridistas y culés que, desde primera hora de la mañana, se daban cita en los alrededores de Mestalla.
Otra final que viene a evidenciar la importancia que tiene la elección de la sede. La comodidad de jugar en casa provocó que los madridistas cayeran en la desazón y la pereza, con un partido en el mes de mayo y que sería el último del era de José Mourinho en la casa blanca. El resultado de todos aquellos factores fue maléfico para el Real Madrid, que incluso así pudo haber ganado el título a poco que Higuaín y Özil hubieran afinado un poco la puntería.
En cambio, este Miércoles Santo los de Ancelotti llegaban con el cuchillo entre los dientes, con ganas de poner la puntilla a un eterno rival que vive la decadencia de un ciclo que ya hace años que no es tal. Mourinho frenó en seco el dominio culé en el fútbol español y el técnico italiano, ayudado por la gran temporada del Atlético de Simeone, ha conseguido poner a Martino a los pies de los caballos y al club blaugrana al borde de las elecciones anticipadas. La convulsa situación institucional, con dimisiones, sanciones de la FIFA y líos con Hacienda incluidos, no ha sido más que un mero reflejo de lo que ha sucedido sobre el terreno de juego. La temporada del equipo se une también a la época que la sección de baloncesto vive a la sombra del imperial Madrid de Pablo Laso. En Barcelona se duda entre la reestructuración y la depresión, pero por muchas fases que deseen pasar con el agua al cuello, al final siempre se van a topar con el mítico 'Insert Coin'.
Mientras, la final de Copa pasará a la historia por la espectacular carrera de Gareth Bale a cinco minutos de que terminara el tiempo reglamentario. Con cada zancada dada, lograba curarse de una de esas hernias imaginarias que llenaron portadas a comienzos de campaña. Al galés le dio tiempo a tomarse un refrigerio fuera del campo a la vez que pujaba con Bartra por el que a la postre sería el balón de la final. Seguro que alguna empresa de transportes ya ha puesto en marcha una campaña publicitaria con el eslogan: "De Cardiff a Valencia, más rápidos que Gareth Bale".
El Real Madrid fue justo campeón por fútbol, coraje, espíritu y trayectoria en la competición. A pesar de las declaraciones de Xavi, que cuando no tiene la excusa del césped utiliza al árbitro o a la suerte para tapar sus vergüenzas. Como suele ser habitual el centrocampista catalán vio un partido distinto al del resto de los humanos, pero ya se sabe que el tuerto es el rey en el país de los ciegos. No debe sufrir Xavi, ya que para su satisfacción y la del barcelonismo será nombrado Caballero de la Real Orden de la Posesión. Este será su único título durante esta temporada, pero ya se sabe, lo importante es la posesión.