PERDÓN POR SER ENVIDIOSO, MISERABLE Y CUTRE
Aún a costa de ampliar mi fama de periodista bufandero me resisto a pasar por alto todo lo acontecido en materia arbitral esta última semana y el trato que, la mayoría de medios, le han dado dependiendo si el error o los errores que de todo hubo en la viña del señor, benefició a unos que visten de blanco o a otros que lo hacen de azulgrana. La primera película, en algunos casos casi de ciencia ficción, empezaba el miércoles en el Camp Nou y tenia como protagonistas al Barcelona, al PSG y a un tal Deniz Aytekin. Precedido por un cuatro a cero en el partido de ida la hipótesis de la remontada parecía más quimera que realidad. Después y con la confluencia de unos cuantos astros: acojonamiento del PSG, buen partido de Neymar y sobre todo y por encima de todo una desastrosa actuación arbitral provocaron que el milagro se hiciera realidad y el Barça que en el minuto 94 estaba eliminado pasó a ser equipo de cuartos de final.
La otra película tenía como escenario el Santiago Bernabéu. Protagonistas : Real Madrid, Real Betis y un arbitro español que responde al nombre de Mateu Lahoz. Varias jugadas polémicas, victoria del equipo local con gol salvador de Sergio Ramos y liderato recuperado tras el tropiezo, unas horas antes en Coruña, del F.C. Barcelona. Hasta aquí un relato mas o menos subjetivo de lo acontecido en el Camp Nou y en Chamartin. Lo que vino a continuación ya tiene mucho que ver con la visión que de la objetividad en materia futbolística, se tiene en este país. Finalizado el partido de la Champions las loas a lo que bien que lo había hecho el Barca y lo rematadamente mal que lo había hecho el PSG llenaron minutos y minutos de programas de radio y televisión y llenaron páginas y páginas periódicos y diarios digitales. ¿Del arbitraje del tal Deniz Aytekin? Poco o nada. En Cataluña fue como si no hubiera habido arbitro y en el resto aún reconociendo alguno de los errores arbitrales profundizar en ellos habría sido de cavernarios o como escribió el siempre independiente y objetivo John Carlin de miserables, envidiosos y cutres.
Se podría pensar que esos mismos calificativos los habría utilizado el mencionado gurú y otros muchos para criticar a todos aquellos que llenaron, ese día sí, programas y periódicos hablando del atraco sufrido por el Villareal y que provocó la remontada del Real Madrid que perdía por cero a dos y acabó ganando por tres a dos. Ni una sola linea. Evidentemente ganar en el Estadio de la Cerámica no era como ganar una Champions y hablar de posibles errores arbitrales a favor del Madrid no es lo mismo que hacerlo cuando el beneficiado es el F.C. Barcelona. Esta misma historia se volvió a repetir con motivo de la visita del Real Betis al Santiago Bernabéu. Si cuatro días antes era poco menos que indecoroso hablar del arbitro, cuatro días después el gran protagonista era un colegiado que, vistas las imágenes, perjudicó, como mínimo a partes iguales, a los dos equipos contendientes. Es la distinta vara de medir que existe en un país en el que algunos están convencidos que la palabra objetividad está íntimamente ligada a ir contra todo aquello que huela a Real Madrid.