Victimismo barato

15.05.2020 15:04 de  Alejandro Cascón Guerra  Twitter:    ver lecturas
Victimismo barato
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© foto de Matteo Gribaudi/Image Sport

Que Sergio Ramos estaba en fuera de juego en el gol de la final de Milán podía intuirse. El camero estaba unos centrímetros adelantado, pero ni la ausencia de la tecnología ni la ahora tardía habilidad de Mark Clattenburg pudieron impedir que el gol subiera al marcador. Insisto, un gol complicado, por centímetros. Un gol que no es ninguna excusa para salir cuatro años después confirmando el error por el trencilla inglés y echando la culpa a su error de la derrota del Atlético. Cómo no, ahora salen los rojiblancos y sacan pecho y señalan a la conspiración arbitral de las incontestables victorias del Real Madrid en la Champions League. 

Pero Clattenburg no solo ha afirmado que se equivocó en el gol concedido del Madrid. Además confirma que tras el descanso se dio cuenta del error, y que bueno, ya que pasaba por allí pitó el penalti de Pepe sobre Fernando Torres. Suponemos también que el error de Griezmann mandando el balón al palo también tuvo la culpa el Madrid. O el árbitro. O el Espíritu Santo. El caso es siempre buscar un culpable a los errores que hayas cometido. Pero independientemente de eso, entre líneas puede entenderse que hubo prevaricación de este colegiado por compensar un error con un penalti, con lo que podemos asistir a actuación arbitral corrompida. 

Lejos de las desafortunadas palabras de Clattenburg sin venir a cuento cuatro años después se ha demostrado que el Atlético de Madrid no ha aprendido. No son autocríticos y su tuit publicado hace unas horas lo demuestra. No asumen que fue su entrenador quien dio marcha atrás a su equipo cuando Carrasco puso las tablas en el marcador. En esos momentos, el Madrid estaba contra las cuerdas y por un momento vio que se le escapaba la undécima. Pero en vez de ser valientes, Simeone se volvió a conformar con el empate y echar a suertes en los penaltis o en alguna jugada aislada para ganar el partido. Las finales son para los valientes, solo quien arriesga gana. Todo lo demás son lloriqueos propios de un victimismo barato.