Gracias por todo, Chus, pero es hora de marcharse

El Real Madrid afronta un verano bastante complicado, a decir verdad. Parece que Juan Carlos Sánchez dejará de ser el líder de la sección, mientras que Alberto Herreros también se marchará de la dirección deportiva. Esta pérdida, la última solo, duele bastante, ya que el mítico exjugador siempre ha sido uno de los más queridos dentro del madridismo. Por parte del primero, ninguna pena, sobre todo tras su manejo en la salida de Pablo Laso, entre otras tantas cosas. Supongo que, al final de nuestra vida, los títulos no definen todo lo que llegamos a ser como personas y trabajadores. Y algo parecido le pasará a Chus Mateo. Aquí, en Bernabéu Digital, informamos en noviembre que desde el club blanco veían sucesor: Sergio Scariolo. Seguramente será así, o eso dicen todos los medios ahora.

Estos tres años de Chus han sido muy difíciles, tanto por la inacción de la dirección deportiva en cuanto a fichajes útiles para que el entrenador madrileño plantease un mejor sistema de juego, como por la propia idea del técnico, casi inexistente con las herramientas que tenía. Insuficientes, eso sí, y hay que valorar en su justa medida lo que ha podido hacer con lo que había en plantilla. Su gestión de los egos tampoco ha sido la mejor, y eso que Mateo siempre se ha caracterizado por esa calma que intentaba infundar a todos los madridistas. Aun así, hoy no voy a hablar mal de él, por dos simples razones.

Creo que su etapa se ha terminado, y hay que agradecerle que haya aportado su granito de arena junto al resto de jugadores. Tres años y seis títulos, y ya es el cuarto entrenador más laureado del Real Madrid de baloncesto detrás de Pedro Ferrándiz, Lolo Sainz y Pablo Laso; y por delante de Clifford Luyk. Entre leyendas anda juego, y Chus se caracteriza por lo mismo que las otras cuatro: un madridismo excepcional, pero también el ser buena persona por encima de todo. Gracias por todo, aunque ya es hora de separar nuestros caminos, porque siempre hay una primera vez para ello.