Lopetegui puede dar la estocada al técnico al que sucedió
Lo que es la vida. En el preludio del verano de 2018, el Real Madrid vivió un auténtico terremoto que trasladó a la Selección Española. Zinedine Zidane anunció su dimisión voluntaria a finales de mayo. Fue un hombre listo por entonces. Al contrario de otros casos en los que lo habitual es agarrarse al cargo como una lapa hasta el descalabro (como hizo Del Bosque con el propio combinado nacional) el francés tuvo la ambición justa, y no es fácil. Después de un atracón de triunfos con tres Champions y una Liga como títulos más destacados desde que tomó las riendas del equipo a inicios de 2016, se tomó una pausa. Parece complicado imaginar un punto y aparte en un ludópata que aglutina fichas y dinero sin cesar antes de perderlo todo, pero 'Zizou' mantuvo la cabeza fría.
Por entonces, un metódico Julen Lopetegui se hizo cargo de regentar la despensa de triunfos que generó el galo. Para la posteridad solo queda el reinado por el Viejo Continente, pero el precio a pagar por un dominio incontestable en las noches de martes y miércoles no daba pie a amargar a todo aficionado al fútbol cada fin de semana, cuando el campeonato nacional parecía no importar. Los jugadores blancos se acostumbraron a la buena vida con los excesos caprichos concedidos por el francés, y ni con Julen ni con Solari fueron capaces de dar la talla. El vasco duró tres meses de competición, cinco su sucesor. Entre medias, sonó Antonio Conte, un técnico duro y que en sus pasos por la Selección Italiana o el Chelsea demostró que ante todo, los jugadores no se le iban a subir a las barbas.
La vuelta del mentor francés amilanó al Madrid, pero los blancos gastaron la bala de anunciar su regreso cuando restaban tres meses testimoniales y sangrantes por los campos de LaLiga. Anunció cambios allá por marzo, y a día de hoy y bien entrado septiembre, el Madrid está igual o peor que hace unos meses. Zidane se erigió como el mesías, el capitán capaz de enderezar su barco, un navío que sus sustitutos habían varado en menos de una temporada. Pero se equivocó. A ojos de muchos resultadistas y análisis superficiales habría pasado a la historia como el hombre post-Benitez que lavó la cara al Madrid, pero ahora puede demostrarse que ante una plantilla inoperante y baja de forma carece de respuesta como gestor de grupo. Al menos está gozando de la paciencia y el crédito que otros no tuvieron. Este fin de semana, Lopetegui puede dar la puntilla al técnico al que un día vino a sustituir. Las vueltas de la vida.