Carta abierta a los 14 jugadores del Real Madrid que disputen la final
Queridos 14,
Queremos empezar nuestra carta con una idea clara: somos conscientes de que nunca leeréis estas líneas, pero aun así nos vemos en la obligación de escribirlas.
Somos madridistas más allá de lo que la razón pueda siquiera llegar a imaginar. El amor por este Club, del que vosotros sois la parte tangible, nos ha hecho hacer verdaderas locuras. Desde pequeños hemos pasado días de nervios en el colegio, el instituto, la facultad y, a día de hoy, en nuestros trabajos porque había un partido importante; nos hemos peleado con amigos o compañeros que atacaban nuestro escudo y nuestra historia; hemos reído y llorado de alegría con los goles, celebrado los títulos que hemos ganado... pero también hemos llorado con nuestras derrotas, nos hemos ido a la cama sin cenar y nos cambia el humor si el fin de semana hemos ganado o perdido. En definitiva, somos madridistas.
Desde este prisma que es nuestro madridismo queremos deciros que estáis a punto de disputar el partido con el que todo madridista sueña, porque no nos engañemos los madridistas (de todos los rincones del mundo) sueñan con disputar una Final de la Copa de Europa. La Copa de Europa es nuestra vida, la Liga está bien pero nunca nos ha llenado tanto como la Copa de Europa.
Por eso, queridos 14, os pedimos que seáis conscientes de todas las personas a las que vais a representar y a las que vais a tener detrás alentándoos desde todo el planeta. Pero no lo sintáis como si tuvierais los Atlas sobre vuestros hombros, lo que tenéis es a millones de madridistas haciendo que vuestra resistencia y vuestra velocidad sea inagotable. Cuando saltéis al campo os debéis sentir con una fuerza especial, gracias al aliento y apoyo de millones de nosotros. Así cuando creáis que no vais a llegar a por un balón o que no podáis contra un jugador del rival veréis que sí, que hay miles de nosotros que os haremos llegar al balón o ganar esa disputa.
A cambio de todo ese apoyo y energía sólo os pedimos una cosa: luchar hasta la última gota de nuestras energías. Tenéis que darlo todo por traer a casa a nuestra hija predilecta, la esperamos hace demasiado tiempo.