Cero a la izquierda
Nueve Copas de Europa, dos Copas UEFA, treinta y dos Ligas, dieciocho Copas del Rey, tres Copas Intercontinentales, una Supercopa de Europa, nueve Supercopas de España y el Trofeo al Mejor Club del siglo XX. Es, sin duda, uno de los mejores bagajes que cualquier equipo del mundo ha podido conseguir a lo largo de la historia de cualquier deporte. Quizá por todo eso, también atesoramos un título intangible que nos enorgullece tanto como algunos de los metales mencionados, el de Club más odiado y envidiado de la tierra. Lo preocupante viene cuando algunos de los hombres más influyentes del fútbol, muestran al mundo su cartilla de alistamiento a las mencionadas huestes, sin mostrar el más mínimo rubor y valiéndose para ellos de sus extremadamente bien remunerados cargos.
En nuestra columna publicada el pasado mes de septiembre, "Liderar el futuro" explicábamos la importancia que albergaba volver a liderar y aglutinar a los clubes más importantes de Europa con el fin de plantar cara a las altas instancias del mundo del fútbol desde una posición de fuerza. Pues bien, los últimos acontecimientos nos hacen ver que, lejos de asumir los galones que por prestigio nos corresponden, nos vemos abocados hacia el más absoluto ostracismo e incluso, lo que es bastante más grave, hacia el ninguneo y la mofa más cruel.
Mandamases como el presidente del Comité Técnico de árbitros o el mismísimo presidente del organismo encargado de organizar el fútbol a nivel mundial, han abandonado su enmoquetado y señorial despacho para, sin ningún tipo de vergüenza, atacar y humillar con absoluto desprecio a nuestro Club o a algunos de sus miembros (véanse como ejemplo las patéticas declaraciones de Victoriano Sánchez Arminio tras el partido de Elche atacando a uno de los suyos y posicionándose en contra de una decisión tomada por éste, o la lamentable actuación que nos brindó el vetusto y avinagrado Joseph Blatter ante los atónitos estudiantes de la Universidad de Oxford).
Desde estas líneas, mostramos nuestra preocupación, una vez más, ante la falta de empaque que está demostrando el club desde hace ya demasiado tiempo. Nunca nos cansaremos de exigir al Real Madrid y sus dirigentes un cambio de actitud ante tan ofensivas e hirientes salidas de tono, más aún cuando éstas son protagonizadas por personajes de traje y corbata que, de una manera u otra, se valen de su privilegiada posición para ajustar con nuestro Club viejas cuentas pendientes.