Duendecillos irlandeses
Esta es una semana que tenía señalada en el calendario desde hacía tiempo; la semana de St. Patricks, muy celebrado por estas tierras, y sobretodo la del gran clásico. Como casi siempre ante un Madrid-Barça, suelen ser unos días en los que infinidad de análisis, debates y suposiciones nos asedian como si no hubiera mañana. Un choque de este calibre con gran parte de la liga en juego lo merece, pero la mesura debería invadirnos porque, como siempre, no se acaba el mundo y ni mucho menos la liga, ya seas de un bando u otro.
En el bando madridista, el que nos compete, veo bastante confianza en el estado de forma del equipo pero no estaría mal intentar mirar más allá del partido del próximo fin de semana. ¿Por qué digo esto? Porque ayer, mientras celebraba St.Patricks y preparaba estas líneas, 2 'leprechauns' (los famosos duendecillos irlandeses) inundaron mi mente con ideas muy diferentes. Por un lado estaba el duende subjetivo, el travieso, eufórico ante el choque con el máximo rival, peligrosamente confiado y aguardando una victoria casi definitoria para la liga. Pero por otro lado apareció el duende objetivo, el cuerdo, el que prefiere no excederse con el favoritismo y al que le da un miedo atroz un traspié ante el Barcelona en el momento de la temporada en que nos encontramos.
Es cierto que después de casi 5 meses, el Madrid se ha ganado el cartel de favorito gracias a su juego, pegada y sobretodo a su casi invulnerabilidad defensiva, pero el Barcelona sigue siendo uno de los equipos a batir sea cual sea su estado anímico. Y no, no digo esto tras el 7-0 que le endosaron el pasado domingo a Osasuna, sino porque siguen siendo un gran equipo línea por línea y le pueden hacer un traje a cualquiera.
Tras contar esto podría decirse que el duende cuerdo pudo con el eufórico, que sigo teniendo una mentalidad débil y derrotista ante el máximo rival como diría uno que ya se fue, pero la verdad es que me preocupa bastante lo que podría pasar tras una derrota ante el Barça, tanto por el golpe anímico que pudiera ser para el equipo como por la reacción mediática de los medios de información deportivos, bueno, dejémoslo en medios deportivos.
He de admitir que entre tanto optimismo madridista me corroe cierto miedo a que este 'equipazo' sufra un revés demasiado duro en una temporada en la que se está ganando poco a poco el aspirar a todo. Tengo cierto miedo a que se repita lo ocurrido hace 10 años con 'Los Galácticos' tras perder la final de copa ante el Zaragoza, y que nos recordara ayer Jorge Calabrés, y mucho miedo a que con una derrota comience a aparecer la gente de poca fe, los agazapados que den rienda suelta a sus 'ya lo dije', 'ya lo avisé', porque parece que lo están deseando.
Igual este equipo esté más preparado para levantarse de una caída por su hambre de títulos y admito que cuando el balón comience a rodar no habrá duendecillos verdes que consigan dividir mi mente; confiaré ciegamente en una victoria que acerque a los hombres de Ancelotti un poco más a lo que verdaderamente importa en el fútbol, los títulos. Y recordemos que cuando pase el domingo, el Madrid seguirá aspirando a todo le pese a quien le pese.