En qué habéis convertido al Real Madrid
El empate ante el Elche ha sido la gota que ha colmado el vaso. Y tampoco sé muy bien quién tiene la culpa. Supongo que todos: jugadores, cuerpo técnico y también directiva, porque al final el club está formado por todos ellos. Dentro de los aficionados del Real Madrid ya hay dos bandos, como si de una guerra civil se tratase, y desde fuera es bastante divertido. Mis dos jugadores favoritos, Valverde y Vinicius, no están dando la talla en ningún sentido, y seguramente sea yo el más dolido por todo esto, mientras que otros aficionados obvian a sus "niños" para echarle la culpa a todo lo que se mueve. Es ciertamente problemática la falta de justicia por nuestra parte, aunque eso suponga traicionar el amor que tanto hemos profesado por ellos.
Nadie reconoce al Real Madrid actualmente. Lo que fue una etapa brillante con Ancelotti, y no por los títulos, se ha destruido en apenas temporada y media. Y tiene mérito, de verdad. En la vida existen los factores comunes, aunque luego cada uno compre el guion que quiera, tanto por facilidad como por acercamiento moral. El buen rollo ya no se siente, pero tampoco la tensión futbolística. Xabi Alonso es uno de los culpables, claramente, pero no el único. Eso tampoco sería justo, ya que cargarle con algo con lo que no es capaz de dominar no tendría mucho sentido. Gareth Bale llevaba razón con aquello de que el Leverkusen no es el Real Madrid, con todo lo que ello conlleva.
La falsa meritocracia y humildad futbolística no casa con este club, y parece que tampoco con los jugadores. Siendo esto entendible, la falta de carácter, jerarquía y amor propio de estos es humillante. Y no para los aficionados, sino para el mismo Real Madrid, que parece un equipo de amigos mal encajados con un líder falto de tantas cosas. Ojalá alguien saliese a explicarme cómo muchos que se mataban sobre el césped para honrar al escudo hace año y medio, hoy sean una mera sombra de aquello. No me sirve la parafernalia de lo consentidos y mimados que están, porque en ese momento también lo estuvieron, pero nunca dejaron que todo se cayese, y eso que hubo noches duras, prácticamente irremontables.
De aquel club tan pulcro, con sentido en prácticamente todo, y un color blanco que asustaba a los rivales por la luz tan intensa que emitía, ya no queda nada. La cruz católica ya no sirve más de escudo para una entidad que solo tiene las Copas de Europa como recuerdo, pero no como espada para ganar. El último bastión de una religión imprescindible ha caído, y no lo ha hecho de forma heroica y con un respeto eterno como sí lo hizo Constantinopla en 1453 a su ciudad y forma de vida.
A diferencia de Constantino XI en su última carga ante los Otomanos, el Real Madrid ha tenido miedo, y ante eso solo puedes rendirte y perder.