Equipo
Hay jugadores que el destino tiene marcado como héroes. No son santos, ni hay que elevarlo a un lugar del más allá, al fin y al cabo son, simplemente profesionales que tienen como oficio patear un balón. Sin embargo, el Real Madrid se ha convertido a lo largo de la historia en un club en el que, para que se recuerde tu nombre en un futuro, tienes que estar tocado por la varita. Aunque en su currículum como madridista Gareth Bale sólo ha sido el artífice de la consecución de un título, de momento, el galés tiene pinta de que puede que se le recuerde dentro de veinte años y que no sea por su precio.
Con esa cara sonriente de Beatle, de británico de los años 80, su zancada de velocista jamaicano ya ha hecho sonreír a muchos madridistas. La carrera del gol del triunfo nunca será olvidada y menos por un Bartra al que incluso rompió los isquios. Sólo faltó que el Tata lo zancadillease en la zona técnica por invasión o que pidiese un Gatorade al banquillo azulgrana. Lo cierto es que por un momento los 91 millones y el debate de si vale realmente eso se lo pasó a otro que vestía de azulgrana.
Algunos dirán que el Madrid metió las dos ocasiones que tuvo o que el resultado fue impostor pero lo que está claro es que en Mestalla se vivió una oda al contragolpe futbolístico. Un estilo de juego que es igualmente válido que el de la posesión y el césped alto. Un estilo que, además, requiere de un trabajo en equipo bárbaro y que si fallase alguno de los once se vendría abajo. El gol del galés es para ponerlo en la estantería de vídeos para mayores de 18, en lo que a contragolpe y trabajo en equipo se refiere.
Y es que Bale parece que acapara todos los focos pero jugadores como Pepe, Coentrao, Di María o Benzema también reclaman algo de luz. El estilo de Ancelotti está cuajando en la plantilla madridista y dan la sensación de remar en la misma dirección. Y todo a pesar del elenco de futbolistas que estaban en Mestalla en la grada por indisposición técnica. El objetivo de llegar vivos a todas las competiciones a estas alturas de temporada está ahí. Ahora toca romper la maldición alemana.