Luka Jovic: un fracaso de todas las partes
Tan solo un año y medio después de su desembarco en Madrid, Luka Jovic ha vuelto por donde vino. Su llegada en el verano de 2019 previo dispendio de 63 millones de euros le presentaba como el delantero del futuro para el Real Madrid, pero el tiempo ha terminado por demostrar que los blancos tiraron de chequera con demasiada alegría. El serbio ha sido un rotundo fiasco del club, del propio jugador y de Zinedine Zidane.
En primer lugar, porque se partía de la base de que Jovic no es un delantero centro puro. Después del galimatías entre Benfica y Eintracht, su mejor versión se vio en la industrial ciudad alemana durante el breve periodo de la campaña 18/19, y siempre junto al abrigo de otro amigo, que por entonces era el francés Sébastien Haller. Su éxodo condenó a ambos, que desde entonces no se han encontrado. El Madrid, enamorado del 4-3-3, imaginó su fichaje como el de un punta goleador que a base de pico y pala contribuiría a olvidar la voracidad de Cristiano Ronaldo, pero se equivocó. El balcánico no está esculpido para jugar en soledad y con su veintena casi de estreno, la presión del gigante al que pasó a representar le devoró. Sus devaneos extradeportivos unidos a su reincidencia como paciente de la enfermería le han permitido jugar únicamente una treintena de partidos, con un bagaje irrisorio de apenas dos goles.
Por si eso fuera poco, Zidane, que incomprensiblemente le pidió, apenas le ha dado focos. Un abonado a Benzema hasta la saciedad, el francés, maniático como ninguno, nunca ha demostrado su querencia por él. Parece que mientras sea el encargado de dirigir el barco madridista, ese va a ser el panorama en el frente ofensivo sea cual sea su abanico de opciones. Si no, que le pregunten también a Mariano.